El PSOE ha presentado una moción de censura contra Paulino Masero, actual alcalde de Gallegos del Pan, que se debatirá el próximo martes y que convertirá en alcalde de la localidad al socialista Jerónimo Cantuche. Una moción que los socialistas encuadran en la intención de «revertir la parálisis política» que, aseguran, vive la localidad zamorana.
«La paralización administrativa y falta de transparencia del Partido Popular se manifiesta desde que comenzó el mandato, pero se intensificó desde el mes de septiembre, cuando un concejal popular presentó su dimisión», argumenta el PSOE. Dimisión que es clave para entender el éxito de la moción. Gallegos del Pan tiene menos de 250 habitantes y sus vecinos no votan listas electorales, sino candidatos concretos.
La dimisión de Dionisio Temprano, del PP, ha abierto así la puerta a Antonia Pastor, del PSOE. Ello ha propiciado un cambio en el equilibrio de poder y el PSOE cuenta ahora con tres de los cinco concejales, una mayoría absoluta que este verano pertenecía al PP. Pastor recibió el acta de concejala tras un sorteo en el que también participó el anterior alcalde del pueblo, Álvaro Martín, con quien había empatado a número de votos. Entre las peculiaridades de este sistema electoral hay que subrayar también que Cantuche, que ahora será alcalde, fue el candidato más votado en 2023, aunque no logró mayoría de concejales.
Jerónimo Cantuche, concejal socialista, pretende poner fin «a un periodo de inoperancia e inacción municipal del Partido Popular en Gallegos del Pan» y se presenta como candidato a la Alcalcía en la moción que se formalizará en el Pleno del próximo martes, 7 de enero, a las 12.00 horas. Para la ciudadanía zamorana Jerónimo Cantuche es una persona de sobra conocida por su labor en la Federación de Servicios Públicos de UGT, principalmente en lo relacionado con la rama sanitaria. Es uno de los rostros visibles del Movimiento por la Sanidad Pública de Zamora. Es la segunda Alcaldía que el PSOE arrebata al PP por medio de mociones de censura en este mandato. La primera, de mucho más calado político, fue la de Toro.