El municipio de La Hiniesta espera que el Obispado mueva ficha y se inicie lo antes posible la obra para abrir la puerta norte de entrada a la iglesia de Santa María la Real. El proyecto de apertura de esta entrada y salida del templo cuenta ya con el visto bueno de la Comisión de Patrimonio de la Junta (lo tiene desde el mes de julio) pero de momento el propietario del bien, que es el Obispado de Zamora, no se ha decidido a iniciar las obras, según asegura Ricardo Casas, alcalde de La Hiniesta.
El proyecto consiste en la apertura de la puerta que el templo tiene ubicada en la parte norte. Se trata de una entrada, detalla el propio Casas, que está tapiada desde el año 1750, según indica la documentación del templo. Una decisión que, aunque muy antigua, es «relativamente reciente» teniendo en cuenta que la iglesia data del siglo XIII.
El Ayuntamiento llevó a cabo hace meses unas catas arqueológicas en la zona para determinar hasta donde llegaban los cimientos del templo y si la obra podría afectar de manera alguna a la estructura. No es así. Justo a los pies de la puerta tapiada, por fuera, puede apreciarse en la parte baja lo que parece la continuación del muro exterior de la iglesia. Sin embargo, estudios llevados a cabo por técnicos del propio Obispado han determinado que esa construcción data precisamente de la misma fecha en la que se cerró la puerta. Es decir, es posterior a la construcción del monumento y, por tanto, no forma parte de su estructura.
El Ayuntamiento de La Hiniesta ha cumplido ya con su parte y ha realizado un rebaje en la acera y construido una rampa que desemboca en la futura puerta norte. La idea de poner en funcionamiento esta entrada tiene también mucho que ver con la accesibilidad al templo, ya que ahora las personas con movilidad reducida tienen muy complicado entrar (el acceso es directamente imposible para una persona en silla de ruedas). La zona en la que se ha trabajado, que es propiedad del Obispado, ha pasado a formar parte del inventario municipal durante los próximos 75 años.
La obra consistiría en abrir una puerta en el muro, cuyo grosor se calcula en más de un metro, e instalar una rampa que permita el acceso a feligreses y turistas. El suelo de la iglesia está algo más bajo que el rasante de la calle, por lo que habría que construir una rampa. Las personas que entraran por esta puerta se encontrarían al fondo de la nave una vez dentro del templo.