Zamora tiene 2.393 comercios abiertos, casi diez por municipio, pero su distribución es desigual: casi el 60% se acumula entre la capital, Benavente y Toro, que son los tres lugares donde hay más de 50 establecimientos. A partir de ahí, se empiezan a ver las costuras de un tejido que se ha ido deteriorando con el paso del tiempo, incluso en los pueblos que en su día tuvieron más vigor.
Según estas mismas cifras oficiales, solo hay ocho municipios en Zamora que estén en la horquilla entre los 21 y los 50 comercios. Es el caso de Puebla de Sanabria (39), Fuentesaúco (39) Alcañices (37), Galende (32), Villalpando (30), San Cristóbal de Entreviñas (30), Morales del Vino (24) y Bermillo de Sayago (21).
Cerca de ese listón se quedan Morales de Toro (20), Fermoselle (19) o Trabazos, Mombuey y Tábara, todos con quince, pero la realidad generalizada es otra. En 66 municipios, no hay ningún establecimiento comercial abierto, y en otros 75, solo entre uno y dos. Y la tendencia no es precisamente buena.
Con estos datos de Zamora en la mano, y con los del resto de Castilla y León, la Junta ha elaborado la Estrategia de Comercio Minorista y Rural de Castilla y León 2024-2027, que se ha publicado este lunes en el Bocyl y que pretende «dar respuesta a los numerosos retos que afronta el pequeño comercio de proximidad y revitalizar un sector estratégico para la comunidad tanto desde el punto vista económico como desde el punto vista social».
La estrategia define, planifica y coordina todas las actuaciones con impacto en el sector comercial a desarrollar por las distintas consejerías del Gobierno autonómico, y concreta un total de 61 medidas distribuidas en seis ejes, para cuya ejecución se contempla un presupuesto global de 122 millones de euros durante el periodo de vigencia.
Los principales problemas y los ejes estratégicos
El documento ha partido de un análisis del sector en el que se recogen los principales problemas que arrastra el comercio minorista de proximidad: «atomización, escasa cultura empresarial, débil capacidad financiera, falta de relevo generacional y resistencia al cambio». Problemas que se agravan como consecuencia de los nuevos hábitos de consumo y las situaciones coyunturales que reducen la capacidad de gasto.
Dentro de la hoja de ruta de la estrategia se incluye la monitorización permanente del sector para obtener datos del impacto de las medidas que se emprendan y definir mecanismos que detecten novedades e iniciativas que ayuden a regenerar y optimizar el sector del comercio. Igualmente se recoge una declaración institucional sobre el carácter estratégico y esencial.
En esta declaración se reconoce al comercio como motor económico y de generación de empleo; se determina su capacidad como factor de cohesión social contribuyendo a fijar población, a favorecer el desarrollo rural, a mejorar la calidad de vida del entorno, a fomentar las relaciones sociales y a mantener la identidad y las tradiciones. Además, se reconoce su capacidad de innovación, adaptación y sostenibilidad ambiental.
El entramado que diseña la estrategia para coordinar y orientar todas las actuaciones de la Junta de Castilla y León para impulsar al comercio de la comunidad se articula en torno a seis ejes: protección del comercio minorista; impulso a la formación y la cultura comercial; apoyo a la modernización, digitalización e innovación; fomento de la demanda en el comercio de proximidad; impulso al emprendimiento en el sector; y, desarrollo de un plan específico de apoyo al comercio rural.