Zamora, 30 de junio de 2024. Mientras la Selección Española disputa uno de los partidos eliminatorios de la Eurocopa de Alemania, la gente de la ciudad llena la Plaza Mayor para ver el concierto de Rodrigo Cuevas. El artista asturiano se mete al público en el bolsillo desde el minuto uno y termina con un aplauso larguísimo, interminable. El espectáculo adapta el folklore de toda la vida a la personalidad de quien lo protagoniza, que da paso, mediado el show, a dos músicos de la tierra: Don Guti, a la gaita; y Edelio González, al tambor y al micrófono. Y la concurrencia ruge. Y canta. El final es el broche de las fiestas.
El éxito de Rodrigo Cuevas es uno de los ejemplos que cita el responsable del Consorcio de Fomento Musical, Pablo Madrid, en el marco de una conversación que tiene lugar con motivo del día de Santa Cecilia, la patrona de la música, que se celebra este viernes 22 de noviembre. El tema de la charla es el auge del folklore tradicional y su particular nivel de atracción y de conservación en una provincia en la que los grupos, las investigaciones, las clases y los espectáculos proliferan.
«Rodrigo Cuevas iría de la música tradicional a una propuesta de compromisos y militancias que incluye muchos otros aspectos», señala Madrid, que explica que «siempre se producen renaceres» para entrar en «unos ciclos en los que se atiende más a la música tradicional». «A veces, se mira tal cual y otras como elemento de inspiración para generar propuestas estéticas», abunda el experto zamorano, que entiende que estos sonidos y estas letras construyen «un lugar de encuentro donde todo el mundo se puede identificar».
En el caso particular de Zamora, la falta de desarrollo que tanto ha castigado a la tierra en la mayoría de los aspectos ha permitido que «pervivan arquetipos bastante arcaicos» dentro del ámbito del folklore, según Madrid, que menciona igualmente la variedad que se encuentra en los pueblos y en las comarcas, y la refolklorización que se produjo al abrigo de la creación de las autonomías, con la búsqueda de «elementos identitarios e identificadores».
Eso, junto a la labor de recopilación de los estudiosos, las escuelas y un elemento clave que lo envuelve todo: «Aquí nos divertimos con estas cosas», subraya Madrid, que indica que, por las aulas del Consorcio de Fomento Musical, han pasado «miles de personas» en los últimos 36 años. Ahora, siguen abiertos nueve espacios para dar clase a cerca de un millar de hombres y mujeres, de niños y niñas, en distintos rincones de la provincia. «No todos los que vienen lo acaban practicando a diario, pero al menos son gente interesada, conocedora», advierte el experto.
Mientras Madrid ofrece su punto de vista, el director de la Asociación Etnográfica Don Sancho, Antonio Martín, llega a Fermoselle para dar una de sus clases. La demanda de la música tradicional llega hasta el último rincón de la provincia. El responsable del colectivo coincide con Madrid en que este folklore «está en un buen momento», y cita también a Rodrigo Cuevas o a Rozalén como piezas clave a la hora de generar «cierto efecto llamada» con ese acercamiento a «las músicas de tradición oral».
Ahora bien, Martín advierte: «En otras provincias no ha habido ese boom». El director de Don Sancho considera que el caldo de cultivo que se ha creado en Zamora con el folklore tradicional es difícil de replicar en otros lugares: «Aquí llevamos muchos años trabajando, dando clases por toda la provincia. Es una labor callada que ha ido calando poco a poco», apunta el responsable de la asociación etnográfica, que habla de «un trabajo bien hecho y documentado, con una base seria». «Nos acercamos a esta música con una calidad muy alta», destaca.
Además, para Antonio Martín, «Zamora tiene muy buena materia prima y un patrimonio de música popular y de tradición oral muy amplio». Eso contribuye a fortalecer una estructura que se sigue alimentando con la incorporación de niños que, como apuntaba antes Madrid, «llegan con el disco duro vacío». Don Sancho ofrece clases a diario, implica a unas 220 personas entre la escuela y la asociación, ocupa el verano con actuaciones y giras incluso fuera de España, y llega a los pueblos de los que salió todo: «Creo sinceramente que parte del mérito de lo que está pasando es de gente como nosotros», remacha el director del colectivo.
La pasión, desde Aliste
Este apego al folklore de toda la vida ha ido calando en la ciudad y en los pueblos. En Aliste en particular, lo hizo de un modo tan intenso que hace trece años desembocó en el nacimiento del grupo Manteos y Monteras. «Se le está dando una vuelta al folklore sin olvidarnos de la raíz», explica uno de sus responsables, Andrés Castaño, que cita el homenaje que los suyos le hacen a la artista manchega Rozalén como una de esas innovaciones que «gustan mucho y son algo distinto».
«Fíjate el año en el que estamos, el siglo en el que nos encontramos, y que haya tanto niño y tanto joven metido en la música tradicional…», desliza Castaño, que recuerda que todo esto no dejan de ser melodías y letras antiguas, «con palabras que a veces ya ni se usan». «En nuestros primeros años, desde el grupo recogimos la sabiduría popular de la gente mayor», recuerda el responsable de Manteos y Monteras, que subraya que, en los propios espectáculos, citan los nombres de esas gentes que fueron contribuyendo a añadir detalles a su repertorio.
En el caso concreto de Aliste, todo el folklore viene marcado por su condición rayana, por el abandono y por la tradición particular: «En pueblos como Nuez es tremendo lo que se ha recogido, lo que ha llegado a nuestros días», destaca Castaño, que incide en que la música funciona como elemento central de un total en el que también aparecen el baile y las indumentarias que se han ido conservando en las casas y que ahora se están volviendo a hacer. Para que el legado perdure.
Manteos y Monteras realizó el pasado domingo su actuación número 67 de 2024. Este año, ya solo le quedan los villancicos solidarios: «De un tiempo a esta parte, los pueblos nos llaman más porque piensan en la gente que está todo el tiempo en el pueblo. Ya no se gasta el dinero íntegro en una súper orquesta», finaliza Castaño.