Los alcaldes y alcaldesas de varios pueblos de Tierra de Campos trasladan a la Subdelegación del Gobierno el problema existente en la comarca con la limpieza de los cauces de los arroyos y regatos. O, mejor dicho, con la nula limpieza de cauces de arroyos y regatos. Los regidores municipales aseguran que los cauces están sucios durante todo el año y añaden que los permisos para ser los propios ayuntamientos los que adecenten las zonas tardan demasiado en llegar.
La reunión fue solicitada por la alcaldesa de Villarrín de Campos, Ainhoa Aranguren, pero, finalmente, han acudido también los alcaldes de Arquillinos, Cándido Salvador; Aspariegos, Isabel de Prada; Benegiles, Valeriano Martín; Cerecinos del Carrizal, Germán Joaquín Gumiel; Granja de Moreruela, Juan Carro, y Villalba de la Lampreana, José Ángel Turiño. Ángel Blanco ha estado acompañado por la secretaria general de la Subdelegación del Gobierno, Carmen Lucila Fernández, y por la jefa de la Unidad de Protección Civil y Emergencias de la institución, María Teresa Carnero.
El subdelegado ha asegurado al término de la reunión, que dará traslado de todos los temas tratados a la presidenta del organismo autónomo, María Jesús Lafuente, para que puedan ser solucionados lo antes posible. Asimismo, Ángel Blanco ha informado a los asistentes sobre los diferentes protocolos de Protección Civil y Emergencias vigentes.“Somos conscientes de la importancia de todos los temas en los que interviene la CHD, pero también entendemos la gran extensión y el enorme número de municipios a los que tiene que atender”, prosigue Blanco.
Los alcaldes pusieron sobre la mesa el problema, una vez más, en la reunión de la Mancomunidad Lagunas de Villafáfila que se celebró el jueves de la semana pasada. La situación afecta a varios cauces, pero los hay en mejor y peor estado. Por ejemplo, el arroyo Salado presenta un aspecto de absoluta dejadez, con el cauce lleno de juncos, espadañas y demás suciedad que el agua arrastra cada vez que aprietan las lluvias.
La vegetación no deja pasar el agua
«En determinadas épocas, por ejemplo ahora en otoño, esto es un problema porque el cauce tiene tanta suciedad que no deja pasar el agua, así que siempre se desborda y hay situaciones indeseables», apuntaba Aranguren hace unos días, en declaraciones a este periódico. La alcaldesa de Villarrín explica que la CHD sí limpió el cauce del arroyo Salado «hace unos años», pero «no ha vuelto a pasar nadie» por la localidad para adecentar la zona. Los juncos miden varios metros y, a mayores de los riesgos evidentes del mal estado de los cauces, la situación conlleva problemáticas más livianas como la que sufren los jugadores de golf que acuden al campo ubicado en el pueblo.