Las diferentes plataformas ciudadanas que están en contra de la instalación de plantas de biogás en la provincia de Zamora han comenzado un proceso para unirse en un único colectivo provincial habida cuenta, indican fuentes presentes en la reunión celebrada en la tarde de este lunes, de que esta es una situación que empieza a ser «generalizada» en el conjunto de la provincia. Hay, insisten, ocho plantas de biogás proyectadas en diferentes comarcas zamoranas (el valle del Tera, Tierra de Campos y Tierra del Vino, principalmente), por lo que una asociación provincial «defenderá mejor los intereses» de los habitantes de los pueblos, aseguran.
Los colectivos locales (han surgido en Vega de Tera, Santibáñez de Vidriales o El Cubo del Vino, entre otras localidades) celebraron ya el sábado una primera reunión en El Maderal y ahora, apoyados también por colectivos de provincias vecinas y por localidades con experiencia en la materia, como la albaceteña Almansa, dan lo que ellos consideran «un paso al frente para defender el territorio».
La primera batalla es que la gente que reside en los pueblos «sepa qué es esto de lo que estamos hablando». Así, las plataformas defienden «procesos de información pública que sean de verdad y que no se limiten a proyectos colgados en Internet, inaccesibles para buena parte de los habitantes del medio rural de la provincia», primero por su naturaleza digital y después por el elevado número de tecnicismos con los que cuentan.
Piden, además, que las administraciones extremen las cautelas y que se cumplan todos los procesos legales para el inicio de los trabajos de acondicionamiento de la zona, insistiendo además en que la del biogás «no es ni mucho menos la mejor tecnología disponible actualmente» porque «los residuos generados pueden esparcirse por varias hectáreas de terreno», algo que afecta «a los alimentos que se producen y a la propia vida en los pueblos». Con todo, las críticas van también ligadas a todo lo que las plantas de biogás llevan necesariamente aparejado (el tránsito continuo de camiones con estiércol y purines por las carreteras de los pueblos cercanos) y con las amenazas que se ciernen sobre las zonas afectadas (instalación de granjas de cerdos que tendrían cerca una buena opción para desprenderse de los residuos generados, algo que necesariamente necesitan).
Primeros apoyos políticos
El movimiento se califica a sí mismo como ciudadano y apolítico, aunque empieza a sumar las primeras adhesiones. Así, UPL ha manifestado ya su «firme oposición al proyecto de una planta de biogás en El Cubo del Vino, así como a otros proyectos similares que podrían surgir en la provincia». Desde la perspectiva del partido, la planta plantea «serios riesgos que van desde la salud pública hasta el impacto ambiental, social y económico». UPL señala que estas plantas «generan gases potencialmente tóxicos desde el inicio de su operación, afectando no solo a los vecinos más cercanos, sino también a poblaciones más alejadas debido a la dispersión atmosférica. Además, a medio y largo plazo, existe la amenaza de contaminación de acuíferos, comprometiendo recursos hídricos esenciales».
Desde UPL critican la elección de provincias como Zamora para ubicar estas infraestructuras, considerando que la provincia es ya una productora y exportadora de energía, pero no recibe compensaciones económicas significativas por ello.