Los dueños del Palacio de Bustamante, en Toro, que han sido sancionados con varias multas procedentes del Ayuntamiento de la localidad por el mal estado del inmueble, han aportado ya la documentación técnica necesaria «para la realización de los trabajos de consolidación y desescombro del edificio». Actuaciones que se encuentran a la espera del permiso de la Comisión de Patrimonio para empezar a desarrollarse, lo que conllevará la retirada de un andamiaje que «nunca se tuvo que haber llegado a poner».
La información procede del anterior equipo de Gobierno, que asegura que el problema con el Palacio «viene de lejos, al menos desde el 2018, con numerosos expedientes mal tramitados y caducados por parte del Ayuntamiento de Toro».
El Palacio de Bustamante de Toro es ejemplo de lo que le sucede al patrimonio histórico de las ciudades cuando acumula años y años de abandono por parte de propietarios y desidia por parte de las instituciones públicas. Las estancias en que años pasados ocupó Santa Teresa de Jesús están hundidas. El aspecto, más que el de un edificio singular en el tercer núcleo de población de la provincia, bien parece el de una vivienda de nula calidad en un pueblo que lleve años abandonado.
El Palacio de Bustamante, en la Lista Roja de Hispania Nostra desde hace ya un tiempo, se remonta al siglo XV y su fundación se vincula a Pedro I «El Cruel» puesto que, indica la propia fundación de defensa del patrimonio, «se tiene constancia de que Inés Gómez, vecina de Villalpando, vendió en el año 1946 el edificio, ubicado en la calle La Reina, a García Alonso de Ulloa, cuyo mayorazgo fue heredado por Guiomar de Ulloa.
El habitáculo que ocupó Santa Teresa de Jesús se conservaba, hasta el año 2022, en una de las esquinas del palacio y se distinguía a la perfección del resto de estancias, no solo porque una lápida en el exterior con una inscripción así lo atestiguaba, «sino porque el que fuera propietario del edificio en el siglo XVII, Diego de Bustamante, que enajenó el edificio en 1690, decidió mantener el aposento tal y como estaba cuando alojó a la religiosa fundadora de las Carmelitas Descalzas».
Los últimos trabajos datan de hace más de quince años, cuando se proyectó dedicar el palacio a un establecimiento hostelero, proyecto que la crisis económica se llevó por delante por la elevada inversión que precisaba.
Subvención para el Alcázar
De otro lado, el exconcejal de Obras del Ayuntamiento de Toro, Antonio Muñoz, critica las «falsas y malintencionadas» informaciones sobre la pérdida de una subvención para restaurar el Alcázar de la localidad. El edil indica que la partida «estaba en fase inicial, todavía no se había concedido» y que no existía partida presupuestaria en las cuentas municipales para hacer frente a la aportación del Ayuntamiento.