El arroyo del Espino, en Villafáfila, y aguas abajo el arroyo Salado en las localidades de Villarrín de Campos y Villalba de la Lampreana, principalmente, pero también en Arquillinos. La limpieza de los cauces y regatos se ha convertido en un problema muy serio en esta parte de la provincia de Zamora. O, mejor dicho, la no limpieza de estos cauces, que cada temporada de lluvias ocasiona serios problemas a los vecinos de los pueblos mencionados. Las localidades, cuando aprietan las lluvias, se convierten en algunos puntos en «lagunas», una situación que se deriva del mal estado de los cauces.
El problema ha sido de nuevo puesto sobre la mesa por la Mancomunidad de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila, pero no es ni mucho menos nuevo. Así lo asegura Ainhoa Aranguren, alcaldesa de Villarrín de Campos y una de las regidoras que más sufre este problema. Por Villarrín discurre el arroyo Salado, además del cauce que ya de por sí atraviesa el pueblo. El aspecto del arroyo en esta zona es de absoluta dejadez, con el cauce lleno de juncos, espadañas y demás suciedad que el agua arrastra cada vez que aprietan las lluvias.
«En determinadas épocas, por ejemplo ahora en otoño, esto es un problema porque el cauce tiene tanta suciedad que no deja pasar el agua, así que siempre se desborda y hay situaciones indeseables», apunta Aranguren. La situación, tanto la de Villarrín como la de los municipios del entorno, ha sido trasladada ya en repetidas ocasiones a la Subdelegación del Gobierno en Zamora, que a su vez lo ha puesto en manos de una Confederación Hidrográfica del Duero a la que los alcaldes acusan de inoperancia.
Aranguren explica que la CHD sí limpió el cauce del arroyo Salado «hace unos años», pero «no ha vuelto a pasar nadie» por la localidad para adecentar la zona. Los juncos miden varios metros y, a mayores de los riesgos evidentes del mal estado de los cauces, la situación conlleva problemáticas más livianas como la que sufren los jugadores de golf que acuden al campo ubicado en el pueblo. El arroyo atraviesa el campo de golf entre los hoyos 8 y 9. «Cuando la gente juega directamente no se ve lo que hay al otro lado. No queda otra que gritar «bola» y esperar que la gente esté atenta».
Hace unos meses, un técnico de la CHD sí reconoció la zona y «pudo ver el estado en el que se encuentra». Pero, desde entonces, nada. Los pueblos volverán a insistir a la espera de que, «ahora que hay más sensibilidad con estos temas» por la DANA de Valencia, la Confederación acometa la limpieza de los cauces. «Nosotros, como Ayuntamiento, no tenemos medios ni competencia para hacerlo, tienen que ser ellos», concluye Aranguren.
Antecedentes en estos y otros pueblos
Sin llegar a ser una cuestión catastrófica, como la que se han registrado en estas últimas semanas en Levante, el mal estado de los cauces sí puede acarrear consecuencias. Las más recientes en la zona hay que buscarlas en Villafáfila. A comienzos del mes pasado, en jornadas de intensas lluvias y por el mal estado de los cauces y las salidas de agua del pueblo, la localidad se vio anegada. Las lluvias provocaron inundaciones en viviendas, naves, en el pueblo y en zonas agrícolas, obligaron a cortar la carretera que une Villafáfila con La Tabla y amenazaron la circulación en la vía que une la localidad con Villalpando.
El diagnóstico es el mismo aquí que en Villarrín: «dejadez» por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero. El problema se acrecienta en las dos localidades más afectadas, Villafáfila y Villarrín, por la proximidad de las lagunas. Cuando el nivel de la reserva aumenta, la suciedad acumulada en los cauces provoca que las aguas no corran y que se desborden cerca de los pueblos.
Algo más al norte, en Cerecinos de Campos, donde el río de la Vega presenta una situación similar, se produjeron inundaciones hace unos meses. En junio, con las lluvias intensas de los primeros días del mes, el río se desbordó una noche, entrando agua en algunas casas y anegando algunas parcelas. La Guardia Civil tuvo que rescatar a dos personas y un granjero de pollos perdió a miles de animales por el agua. Los pueblos han puesto la problemática también en conocimiento de la Diputación de Zamora en busca de más apoyos para conseguir respuesta a sus demandas.