El Restaurante La Colegiata de Toro sufrió un asalto exprés durante la madrugada del martes al miércoles. Los ladrones solo permanecieron 42 segundos en el local, pero tuvieron tiempo para llevarse un botín jugoso y para provocar daños en las instalaciones del negocio regentado por Álvaro Martín, que se encuentra justo enfrente del monumento que le da nombre.
Según el propio hostelero, cuando los agentes llegaron al lugar de los hechos tres minutos después de la entrada de los ladrones, estos se habían marchado ya sin dejar rastro. Todo, después de forzar una puerta con dos cerrojos, de destrozar las máquinas del interior, de robar la caja, de tirar el ordenador que había al lado y de coger tres jamones y dos botellas de ginebra: «Sería para celebrarlo», ha lamentado Martín.
El responsable del restaurante ha incidido en la falta de vigilancia que padecen los negocios de la ciudad, aunque ha admitido que, en su caso, se trata de la primera vez en diez años que sufre un asalto por parte de los ladrones. Martín ha puesto de manifiesto también que su posición en la zona histórica le impide instalar las rejas que le gustaría tener, aunque ha constatado que otros compañeros sí las tienen y tampoco están libres de este tipo de acciones delictivas.
En cuanto a la posible identificación de los ladrones a través de las cámaras, el hostelero ha apuntado que las sospechas apuntan a los asaltantes «de siempre» por la zona, una circunstancia que tampoco garantiza que su negocio vaya a ver reparado el daño. Ahora, Martín está en la fase de evaluación de las pérdidas causadas por el golpe, a la espera de noticias sobre la investigación.