A José González, un ganadero de Villacid de Campos (Valladolid) se le «ablandó el corazón» tomando algo en un bar, y unas horas después estaba entrando en la Comunidad Valenciana al volante de su camión. El destino, Turís, el municipio que hace unos días rompió el récord de precipitaciones en una hora en España. En un espacio de solo 60 minutos, el pueblo recogió 185 litros por metro cuadrado. Huelga decir los efectos que esa lluvia tuvo sobre la localidad, sus vecinos y sus tierras.
Por eso marcha González hacia allá, para echar una mano a la gente con la que más puede empatizar este vallisoletano: con los agricultores y los ganaderos que ven ahora cómo en un año particularmente difícil para el sector, la DANA se ha cebado con sus cultivos y con el alimento de sus animales. Esa mirada solidaria del conductor de Villacid de Campos es la misma que tiene Antonio Santos, un profesional del campo de Santovenia del Esla. Ambos están juntos en esto.
Antonio no viaja a Valencia, pero suya es la carga que viaja sobre el camión que conduce José: «Me ha motivado que a aquella gente la han dejado tirada y que tengo una indignación imposible de aguantar. Además, si nos pasa a nosotros, también nos tendrán que ayudar», argumenta el agricultor y ganadero zamorano, que ha llenado el tráiler con 19.000 kilos de paja. Es decir, con alimento para el ganado de Turís. La previsión de su socio en este viaje solidario era descargar a las siete de la mañana del sábado en el pueblo.
La donación que hace Antonio tiene un valor de mercado superior a los mil euros. «Pero es algo que tenía yo», matiza el vecino de Santovenia, como para quitarse importancia. Lo cierto es que en torno a esa cifra es lo que dejará de ganar este profesional del campo por entregarle la carga a alguien que ahora lo necesita más. Tampoco se queda atrás el dinero que se deja José al viajar con el camión hasta allá, hacer noche y volver.
Los dos compañeros de donación pertenecen a las asociaciones de agricultores y ganaderos que trabajan por la contorna. Villacid de Campos es un pueblo relativamente cercano a la provincia de Zamora, y José, como algunos más por esos lares, forma parte de Agrygal. Varios compañeros más llevan toda la semana tratando de prestar el apoyo preciso a la gente del sector, ahora que hay poco consuelo y mucho trabajo en Valencia: «Estamos en contacto con otros colectivos de Navarra, de País Vasco o de Zaragoza», apunta González.
Lo que más precisan los afectados del sector primario es alimentación: forraje y paja. Aunque también hay voluntarios que han bajado con maquinaria hasta Valencia. La solidaridad sigue siendo perceptible. «La A-3 es un desfile de vehículos con ayuda», afirma José, que en el momento de la conversación ya está cerca de llegar al destino: «Sobre todo veo mucha gente joven», advierte.
La reacción de la gente
Para el conductor del camión que salió de Santovenia del Esla, la respuesta de la gente tiene un componente empático y otro de reacción ante «la descoordinación de las instituciones». De ahí ese movimiento altruista tan fuerte: por convicción y por necesidad: «Nosotros tenemos más donaciones hechas en la asociación, pero no tenemos transporte», desliza el vecino de Villacid de Campos, a quien todavía le esperan unas horas duras por delante. Hasta la vuelta.
Antes de despedirse, el vallisoletano lanza un mensaje más: «Mi opinión es que la gente tiene que intentar donar todo de forma directa, para que no se quede guardado en los almacenes. Nosotros lo llevamos hasta el pueblo», zanja.