“La verdad es que no estábamos muy tranquilos, no se nos habían explicado bien las cosas y no acabábamos de verlo claro. No hay ningún drama”. Habla José Martín, alcalde de Almaraz de Duero, una de las zonas que hubieran estado más afectadas en el caso de que el proyecto de reintroducción del lince ibérico en Zamora hubiera llegado a buen puerto. No lo ha hecho, al menos de momento, y la explicación hay que buscarla en una falta de respaldo social que el alcalde de Almaraz ejemplifica a la perfección. “A nosotros nadie nos había preguntado nada. Vinieron, dijeron que aquí podía haber linces y ya está. Pero con nosotros no contaba nadie, ni nadie nos preguntó qué nos parecía el tema”. No hace falta leer mucho entre líneas para asegurar que la propuesta no acababa de gustar.
Es el sentir general en la zona, aunque hay alcaldes que evitan dar su nombre, dicen, por ser un tema “delicado”. El que habla ahora es otro regidor de la zona que estaba afectada por la reintroducción, alcalde por el Partido Popular. “Los cazadores no lo quieren, los agricultores no lo quieren. Dicen que va a venir más turismo, pero no vale la pena si la gente que vivimos aquí todo el año vemos nuestro modo de vida afectado”, relata.
Tanto uno como otro dan fe de la situación que los estudios han detectado en Zamora aunque, con todo, los testimonios a favor de la llegada del lince ibérico fueron una ligera mayoría en las encuestas. No lo suficiente. En Zamora, el 59% de las personas preguntadas se mostraba favorable a ver linces en sus pueblos, lo que significa que cuatro de cada diez estaban en contra. La comparación con Palencia es elocuente: allí, el 93% de los vecinos preguntados querían al lince en el Cerrato.
Lo mismo sucede con las cartas de apoyo o firmas de convenio con propietarios de terreno o titulares de cotos. El 72% de los titulares de los cotos de Palencia estaban por la labor de que se reintrodujera el lince. En Zamora, solo dos de cada diez. El resultado, el sabido: el lince llegará a Palencia en primavera con seis ejemplares y Zamora se queda sin nada.
Los agricultores
Ninguna de las charlas, conferencias y reuniones de las muchas que durante los últimos meses ha propiciado la Junta de Castilla y León ha sido suficiente para convencer a unas capas bastante amplias de la sociedad zamorana. Las dudas, “lógicas” como reconocían los ponentes, no han sido disipadas. Ni con expertos ni con testimonios reales de agricultores y cazadores castellanomanchegos o andaluces que conviven con el lince y hablaban de la nula afectación al día a día.
Los agricultores insistían en que la presencia del felino en los montes zamoranos afectaría al uso de pesticidas o plaguicidas y hablaban de limitaciones de velocidad en las carreteras, extremos que los expertos se afanaron en desmentir. Tampoco se detectaban problemas conocidos con la ganadería en extensivo más allá de los conocidos ataques a gallineros, ni se auguraban problemas (aunque esto estaba más cogido con pinzas) sobre la coexistencia con el lobo.
Una oportunidad perdida para el turismo
Donde la elección de Palencia ha supuesto un “palo” ha sido en el sector de la hostelería. El presidente de los hosteleros zamoranos, Óscar Somoza, lamenta que Zamora pierda una oportunidad para desestacionalizar el turismo, algo en lo que el sector trabaja con insistencia en los últimos años. “Era una buena oportunidad para tener más visitantes en los meses más flojos”, razona Somoza.
En Zamora, el turismo ligado al lobo funciona, dicen los hosteleros, “muy bien”. Tanto el que trata de observar al cánido en libertad, en la Sierra de la Culebra y en Sanabria principalmente, como el que viene a observar al lobo en semicautividad en el centro de Robledo de Sanabria. “El turismo de naturaleza es importante en nuestra provincia. Esperamos que se reconsidere la decisión en el futuro y que Zamora pueda tener linces dentro de unos meses, que la puerta no esté cerrada del todo”, concluye el hostelero.
La situación a partir de ahora
Por parte de la Junta se ha presentado el informe de selección del área de reintroducción, donde a pesar de cumplir los criterios técnicos definidos en el protocolo nacional, no se iniciará todavía la reintroducción hasta alcanzar un mayor consenso social, tal y como había establecido la propia Junta como requisito imprescindible.
En todo caso sí se iniciarán los trabajos de campo para la firma de convenios de colaboración con los propietarios que han apoyado o apoyen el proyecto, para implementar igualmente mejoras de hábitat que redunden en la mejora de las poblaciones de caza menor, fundamentalmente del conejo, y con la intención de seguir trabajando en los Cañones del Duero para proponer una futura reintroducción de la especie.
Para el desarrollo de las actuaciones de mejora de hábitats en las áreas de reintroducción, la Junta tiene ya planificada una inversión de 1 millón de euros, que se destinará a mejoras de hábitats en los cotos, fincas y montes de utilidad pública. Otras actuaciones que se están estudiando en estos momentos son las relacionadas con la reducción de la mortalidad no natural por atropellos o ahogamientos.