Las Lagunas de Villafáfila se consolidan, y con mucha diferencia sobre el segundo, como el humedal más importante de Castilla y León por número de aves. El último recuento efectuado por la Junta de Castilla y León indica que Las Lagunas de Villafáfila han sido hogar de 68.912 aves de 67 especies distintas. Ya a continuación aparecen el azud de Riolobos en Salamanca con 36.888 ejemplares de 54 especies, los humedales de La Nava (17.687 ejemplares de 53 especies) y Boada de Campos (15.429 ejemplares de 49 especies) en Palencia, la laguna de El Oso en Ávila con 11.534 ejemplares de 46 especies, el embalse de San José (Castronuño) en Valladolid con 4.799 ejemplares de 30 especies y el embalse de la Cuerda del Pozo con 4.158 ejemplares de 31 especies.
Datos que se ponen sobre la mesa con motivo del Día Mundial de las Aves Migratorias, que se conmemora este doce de octubre. El Día Mundial de las Aves Migratorias es una campaña anual de sensibilización y divulgación que pone de relieve la necesidad de conservar las aves migratorias y sus hábitats. Cada año se celebra siempre el segundo sábado de los meses de mayo y octubre, siendo una forma de reflejar la naturaleza cíclica de la migración de las aves, así como el hecho de que existen distintos periodos de máxima migración en los hemisferios norte y sur. Cada año se selecciona un lema que ayuda a centrar la atención sobre las amenazas a las que se enfrentan las aves migratorias, su importancia ecológica y la necesidad de cooperación internacional para conservarlas.
Este año, y bajo el lema de ‘Protege los insectos, protege las aves’, se destaca el papel que juegan los insectos en la conservación de las poblaciones de aves migratorias. Presentes en casi todos los ecosistemas del mundo, los insectos son fuentes esenciales de alimento para las aves migratorias en sus largos viajes. Las aves migratorias a menudo programan sus migraciones para que coincidan con la abundancia de insectos. Dependen de estos insectos para alimentarse durante sus paradas migratorias, para tener éxito reproductivo y para alimentar a sus crías.
Las poblaciones de insectos, a la baja
Sin embargo, en los últimos años, las poblaciones de insectos están disminuyendo, y, relacionado con ello, el declive de las especies de aves migratorias que dependen de los insectos para sobrevivir. La deforestación, la agricultura industrial, el uso excesivo de pesticidas, la contaminación lumínica y el cambio climático son los principales factores de amenaza que agravan esta situación.
En los seguimientos realizados durante el pasado año 2023 se contabilizaron un total de 182.646 ejemplares de aves acuáticas pertenecientes a 83 especies, detectándose especies migratorias escasas por el interior peninsular como los correlimos tridáctilos o las agujas colipintas o especies más comunes y numerosas como los correlimos comunes o los chorlitejos grandes. Todas ellas utilizan estas zonas húmedas como zonas de parada y alimentación para continuar sus largos viajes hacia sus zonas de reproducción en latitudes más norteñas o hacia sus zonas de invernada al sur del desierto del Sáhara. Por otro lado, unas pocas de ellas pasan el invierno en distintos lugares de África, y con la llegada de la primavera se desplazan para reproducirse en los humedales de Castilla y León como las abundantes cigüeñuelas y avocetas o las más escasas pagazas piconegras o las garzas imperiales. Y, por último, un grupo llega a nuestras latitudes para pasar el invierno como es el caso de los ánsares comunes y las grullas comunes presentes en los humedales de Tierra de Campos.