El día no está para nada, pero aún así los sitios de comidas dan sensación de movimiento. Es domingo a la hora de comer en El Puente de Sanabria y, si uno se asoma a los locales, puede percibir el jaleo: comandas de un lado a otro, prisas en la barra y gente en las mesas. Varios de esos clientes van vestidos con una ropa deportiva cuya serigrafía les delata: son los que quedan de la Ultra, la competición de carrera de montaña que ha traído a la comarca a unas 2.000 personas, entre participantes y acompañantes, durante los tres últimos días. El epicentro de las pruebas se ubica en la zona de San Martín de Castañeda, pero el impacto se nota en todo el entorno.
Incluso, en locales donde no se ven esas prendas identificativas de la carrera, queda patente el movimiento. «En Sanabria, cuando hay, hay para todos», resume Nacho Correa, de la Hamburguesería La Fuente, que también está trabajando bien este domingo y que defiende que ese dinamismo suma para el sector en su conjunto. Es decir, si el entorno se llena, el arrastre llega. «Y se habrá notado aún más para ahí arriba», destaca el hostelero, en referencia a los pueblos ubicados por encima de Galende.
Efectivamente, ya en San Martín, los restos de la Ultra Sanabria, que acaba de terminar esa misma mañana, se hacen patentes. Algunos de los participantes y de los miembros de la organización aún pasean por la cuesta que constituye la travesía del pueblo; otros guardan la maleta en el coche dispuestos a marchar; y algunos más apuran la sobremesa, tranquilos ya, después de un fin de semana difícil. Más incluso que otros años. A la complejidad de las propias carreras, para quien las prepara y para quien las disputa, este año se ha unido una lluvia insistente que ha obligado a modificar recorridos y a reforzar las vigilancias.
«Venía dando muy bueno, pero cambió el tiempo y ya se veía que iba a hacer malo», concede el responsable de la organización, Antonio del Pozo, que al igual que el resto de los miembros del staff se encuentra aún en El Recreo, el lugar donde han descansado y se han alimentado estos días, dentro del pueblo mejor ubicado para la organización. A esa localidad ha llegado la última de las etapas programadas, después de que el agua impidiera realizar la del Cañón del Tera y también la alternativa prevista: la subida al Forcadura.
«Pensábamos que con la previsión meteorológica iba a fallar gente pero, de los 1.100 inscritos, creo que solo nos han sobrado veinte bolsas del corredor. Prácticamente todo el mundo ha venido», indica Del Pozo, que se marcha contento con el balance, dadas las circunstancias. A la Ultra también le salió bien la idea de mostrar el Lago de cerca en la contrarreloj del viernes, que partió de una iluminada playa del Folgoso: «Sacaremos los vídeos del dron. Ha quedado impresionante», constata el organizador.
Mientras Antonio habla, varias personas brindan en la barra por el trabajo bien hecho. Los de dentro y los de fuera. Tanto para la organización como para los hosteleros ha sido un fin de semana de trabajo. «Las plazas de alojamiento que hay en San Martín las ocupamos nosotros con voluntariado, servicios, Protección Civil, Cruz Roja, fotógrafos, montaje y demás», enumera el responsable de la Ultra Sanabria, que recuerda que toda la comarca tiene unas 2.500 camas. Entre unas cosas y otras, la prueba lo ocupa casi todo.
El peligro de Booking
De hecho, ellos mismos tienen que estar atentos de año en año, y es que, a través de las distintas aplicaciones de reserva de habitaciones, como Booking, algunos participantes tratan de reservar camas en San Martín antes incluso de saber la fecha oficial del año siguiente. «Creo que nosotros damos un empujón también a la restauración», asegura Del Pozo, que señala que, en el primer año, los restaurantes colaboradores ayudaron con los menús a 10 euros. Eso se ha ido equilibrando hasta los 14.
«Al principio es difícil. No todo el mundo confía en una cosa como esta, pero el tiempo ha demostrado que puede ser algo bueno. Y no solo por estos días. Durante el año, hay un cuentagotas de gente que viene aquí a entrenar, y de familias que llegan de turismo porque uno de sus miembros vino a correr solo y luego vuelve con los demás en verano», repasa Antonio del Pozo, que asegura que, incluso, hay un par de familias que han comprado casas en la zona y que antes de la Ultra «no conocían Sanabria«: una en Vigo y otra en Galende.
Para el organizador, este es «un granito de arena para intentar desestacionalizar el turismo de la comarca». «Sanabria no es solo playa, verano y Lago. También hay una naturaleza estupenda», remarca Del Pozo, que confía en mantener los apoyos para seguir organizando la prueba de aquí en adelante.
«Una bendición»
También lo espera el responsable de El Recreo, Javier López, que cada año recibe a la organización, aloja a sus miembros y les da de comer. Todo, en un fin de semana que, de no ser por esta prueba deportiva, no sería precisamente de temporada alta: «Además, es gente muy buena, muy sana. Tratamos de dar menús con los que se sientan a gusto e ir mejorando», apunta el hostelero, que insiste en que este tipo de clientela «es una bendición». «Se acuestan pronto, casi no toman alcohol, se levantan tempranito… Es perfecto», defiende.
Javier López reitera que, en su negocio, se esfuerzan por «dar calidad» y «no matar la gallina de los huevos de oro». Su expectativa es que la prueba pueda mantenerse y que tenga algo más de suerte con el tiempo. La lluvia ha afectado un poco al negocio, pero ha sido la primera vez que les golpea en ocho años: «Otras veces había estado raspando y alguna vez tenía que tocar», se resigna el profesional.
«No se puede perder»
Desde Galende, el alcalde de la zona, José Manuel Chimeno, también cita la pena de la lluvia, pero insiste en que «los restaurantes han estado funcionando a lo bestia» por toda la contorna. «Y los alojamientos han estado también al completo», añade el regidor, que subraya que «la gente es muy valiente» por haber venido a correr a pesar del tiempo. «Esto no se puede perder. Tenemos el sitio más bonito del mundo y la Ultra se tiene que seguir haciendo aquí», advierte el dirigente local.
De hecho, y al hilo de lo que comentaba al principio el responsable de la hamburguesería de El Puente, Chimeno explica que el arrastre de la prueba llega a toda la comarca: «He estado hablando con el alcalde de Puebla y me decía que allí había estado el pueblo petado todo el fin de semana. Al final, la gente baja para cenar o para tomar unos vinos», comenta el mandatario de Galende. En una comarca como esta, un evento de tales dimensiones llega para todos.