Riofrío, Flechas, Mahíde, San Vicente de la Cabeza, Mellanes (en lo que era una explotación de roca diorita) y Fradellos. Aliste cuenta con seis lagos artificiales en lugares que antaño fueron explotaciones mineras o canteras, abandonadas a su suerte después de que dejaran de ser económicamente rentables. Pero las canteras abandonadas se replican a lo largo del territorio motivando que algunos ayuntamientos tomen medidas para adecentar la zona. Medidas que, recuerda Fernando González, alcalde de San Vicente de la Cabeza, no deberían acometer las corporaciones municipales y sí las empresas que explotaron el terreno. «Empresas que se fueron y dejaron esto hecho una pena».
La legislación minera obliga a las canteras a la presentación de un Plan de Labores anual en el que se debe justificar el Plan de Explotación así como las zonas a restaurar en cumplimiento del Plan de Restauración. el objetivo de un plan de restauración es tratar el terreno afectado por las actividades mineras de forma que se pueda devolver el terreno a un estado satisfactorio, en particular en lo que se refiere a la calidad del suelo, la fauna, los hábitats naturales, los sistemas de agua dulce, el paisaje y los usos beneficiosos apropiados. Es mucho más que «tapar el agujero», pues se trata de dejar la zona, en definitiva, en las mejores condiciones posibles siendo respetuosos con la naturaleza.
Esto dice la ley, pero la realidad es otra, se impone y es tozuda. Muchas de las empresas que durante años explotaron la zona eran sociedades que ya han desaparecido. Algunas, incluso, desaparecen conforme acaba su trabajo en la cantera o mina en cuestión. Están obligadas a restaurar el terreno, sí, pero el capital social de estas empresas es muchas veces reducido y resulta económicamente más rentable renunciar a él que actuar en la zona. «Debería haber alguien que actuara como responsable civil en esta cuestión, pero no lo hay», apunta el alcalde de San Vicente de la Cabeza.
Este municipio es uno de los que destaca en la zona porque es de los pocos que ha presentado un plan para mejorar una zona que en su día fue una explotación de pizarra. La cantera que se encuentra entre San Vicente de la Cabeza y Palazuelo. Para ello se pondrán sobre la mesa cerca de 300.000 euros en un plan que va mucho más allá de restaurar la zona. «Ya que la dejaron así, creemos que es labor del Ayuntamiento que la zona pueda convertirse en un buen lugar de ocio para los vecinos y para los visitantes», asegura González, que destaca además el potencial económico de la idea, como se mostró a comienzos del verano con una competición de piraguas que registró una asistencia más que notable a la zona.
«Creemos que es labor del Ayuntamiento que la zona pueda convertirse en un buen lugar de ocio para los vecinos y para los visitantes»
Fernando González, alcalde de San Vicente de la Cabeza
Las actuaciones se van a desarrollar a lo largo de 37 hectáreas de terreno. Se habilitará una playa para que la gente pueda bañarse en un acuífero cuyo estado general todavía tiene que mejorar, se habilitará un aparcamiento, un merendero y se mejorarán los caminos de acceso a la zona, que ya están en buen estado pero que no son aptos para todo tipo de vehículos.
También se invertirá en reforestar las zonas que lo necesiten, pues ahora la presencia de vegetación en la zona es más bien escasa. En la zona en la que hoy se levantan dos escombreras que ya no deberían estar ahí se plantarán más de 25.000 árboles y, en las laderas del manantial, algo más de mil. La densidad de hoyos de retroaraña y plantación será de 1.100 por hectárea.
«Si lo hacemos, mal; si no lo hacemos, también mal»
«Es un proyecto muy grande en el que estamos poniendo muchas energías», razona el alcalde de San Vicente de la Cabeza. Un proyecto que, pese a todo, cuenta con críticas, como las esgrimidas por Ecologistas Zamora, organización que lamenta que se utilice el agua de un manantial para adecentar la zona. «Esto no es restaurar una cantera, es crear un lago artificial. Restaurar la zona es intentar devolverla a su estado original de la mejor forma posible», indica Julio Fernández, de Ecologistas Zamora. Críticas que el alcalde no entiende. «En realidad, no sé qué quieren. Si lo dejamos como está, mal. Si hacemos algo para mejorarlo, mal también. Creo que son críticas que no tienen sentido», apostilla González.
Para Ecologistas Zamora, la responsabilidad de que las canteras no hayan sido restauradas hay que buscarla en la Junta de Castilla y León, administración que, dicen, debería haber acometido las necesarias labores de vuelta al estado original ante el abandono de las empresas que explotaron la zona desde la década de los sesenta y que hace un par de décadas comenzaron a abandonar Zamora.
Donde sí coinciden Ecologistas Zamora y los alcaldes de la zona es en que la situación no debería haber llegado a los extremos actuales. «Empresas en un contexto de quiebra cerraron con el consentimiento de la administración regional, que admitió los enormes impactos ambientales y paisajísticos que aún hoy se ven». El colectivo recuerda además que hace décadas que «quedaron abandonadas naves y otras infraestructuras asociadas al corte de la pizarra, así como grandes escombreras de materiales apilados y diseminados en las laderas cercanas donde la vegetación espontánea sigue después de décadas».
«Los pozos de donde se extrajo el material siguen generando un desmedido impacto visual y es constante la evaporación de las capas freáticas subterráneas, las cuales afloran tras ser rotas durante la explotación», dice Ecologistas Zamora. Un problema que no parece tener solución en el corto plazo, pues no aflora una voluntad real de solventar la situación más allá de los intentos, más o menos originales, de algunos pueblos como San Vicente de la Cabeza.