La compañía Sevenair ha anunciado la interrupción de los vuelos regulares que unían Bragança con Portimão a través de Vila Real, Viseu y Cascais. La empresa prestaba el servicio con un contrato de cuatro años que expiró en febrero y que se había prolongado a través de las prórrogas selladas con el Gobierno de Portugal, pero el propio operador aéreo ha decidido parar de forma «indefinida» a partir del 30 de septiembre por culpa de los impagos estatales.
Según alega la empresa, el Estado le debe en torno a 3,8 millones de euros, una cantidad que considera inasumible para seguir prestando el servicio. Conviene recordar que esta era la única línea regular que funcionaba desde el aeródromo de Bragança, la terminal más cercana para los vecinos del oeste de Zamora. De hecho, las instalaciones se encuentran a apenas 17 kilómetros de la provincia, en la ruta entre la ciudad portuguesa y Puebla a través de Rihonor.
Los medios lusos que se han hecho eco de la noticia han señalado que la empresa mantiene conversaciones abiertas con el Gobierno del país para ver de qué manera se puede encauzar la situación, pero por el momento el Estado continúa con el proceso administrativo previo a la adjudicación de un nuevo contrato para cubrir esta ruta que atraviesa la Portugal peninsular casi de norte a sur.
Por distancia y por atractivo, los destinos más demandados desde Bragança eran generalmente Cascais, una localidad turística y marítima al pie de Lisboa, a una hora y cuarenta minutos en avión de Bragança; y Portimão, otra ciudad portuaria, en este caso del Algarve, a la que se llega en poco más de dos horas y media desde el aeródromo trasmontano. Ahora, los clientes habituales y esporádicos quedan a la espera de ver cómo se resuelve el problema entre el Estado y la empresa.
El empleo y los planes a futuro
Además, la situación no afecta solo a los pasajeros, sino también a los trabajadores de la empresa y de las instalaciones por las que pasa la ruta. Sevenair ha cifrado en cien las personas afectadas, un porcentaje importante en Bragança, por lo que la problemática no afecta solamente a los servicios de transporte de la zona, sino también a los empleos que genera el aeródromo en el entorno.
De igual modo, esta información llega apenas tres meses después de que Bragança presentara un plan a diez años para transformar su aeródromo en un aeropuerto regional con capacidad para recibir aviones de hasta 150 pasajeros, como los modelos Airbus A320. El objetivo del plan es «posibilitar algunas conexiones con Europa», aumentar el tráfico de mercancías e intensificar los movimientos nacionales.