A finales del mes de mayo, el Boletín Oficial de la Provincia publicó un anuncio procedente de un acuerdo de Pleno del Ayuntamiento de Losacino. La notificación hacía referencia a un expediente particular: «la investigación sobre la titularidad de bienes o derechos de las ruinas existentes en el castillo de Alba». Es decir, que el municipio buscaba si «las murallas, baluartes, fosos u otras fortificaciones» pertenecían a alguien. O, más bien, si alguien las reclamaba para sí.
Conviene recordar que el castillo de Alba ya aparece reflejado en documentos de los siglos XII y XIII, y está probada su toma por las tropas castellanas en la guerra con León a finales del siglo XII. Incluso, en el siglo XVII, fue alcanzado por el ejercito lusitano en el marco del conflicto bélico por la independencia de Portugal. Es decir, su valor histórico queda claro, aunque su presente y su pasado reciente hablen de una fortaleza en ruinas, rodeada por un embalse y carente de intervenciones de arreglo recientes, a pesar de que se trata de un Bien de Interés Cultural.
Es esa ausencia de actuaciones sobre el monumento, incluido en la Lista Roja del Patrimonio, lo que llevó al Ayuntamiento de Losacino a abrir el expediente para que las personas que pudieran argumentar sobre la propiedad del bien lo hicieran en el plazo legal establecido y presentaran las pruebas que consideraran pertinentes. Pero nadie apareció. Aparentemente, el castillo de Alba no tiene dueño. O, al menos, no lo encuentra.
«Nadie se ha interesado en ser propietario ni ha reclamado la titularidad del bien, aunque si alguien aparece con la documentación se podría hablar para reabrir el expediente», explica el alcalde de Losacino, Óscar Fernández, que a la espera de ver cómo puede resolver desde la óptica municipal la cuestión de los arreglos y las posibles actuaciones en el monumento, sí tiene claro que el castillo de Alba y su entorno se pueden «explotar turísticamente».
De hecho, el Ayuntamiento de Losacino, en cuyo municipio se encuentran tanto la fortaleza en ruinas como la localidad de Castillo de Alba, ya ha solicitado dos subvenciones, una por valor de 40.000 euros y otra de 200.000, para llevar a cabo intervenciones que hagan más atractiva la zona para el visitante. Una de ellas facilitaría el balizado de las rutas de senderismo y la señalización de los miradores, mientras que la otra permitiría generar una oferta turística en el entorno.
Fernández considera que el reclamo del castillo de Alba y el entorno natural de unos pueblos rodeados por el embalse pueden ayudan a dinamizar un municipio que ha perdido más de un 40% de su población solo en lo que va de siglo XXI. Otra cosa es ver lo que pasa con la titularidad del monumento, un asunto que por ahora se encuentra parado a la espera de ver si alguna administración mueve ficha.
El debate en las Cortes
Este asunto se ha debatido en alguna ocasión en el seno de las Cortes de Castilla y León. La última, hace un par de años, en 2022, tras la presentación de una Proposición No de Ley por parte del grupo socialista. El texto defendido por José Ignacio Martín Benito hacía referencia precisamente a la búsqueda de la propiedad y demandaba el inicio de «un expediente de dominio público» si finalmente nadie se hacía cargo de las ruinas.
Además, pedía que la Junta llevara a cabo «un proyecto de intervención encaminado a la limpieza, consolidación y restauración» del monumento y la inclusión en los presupuestos autonómicos de una partida para esa intervención, en aras de «la puesta en valor y la promoción turística del castillo». De momento, nada se ha hecho. La única noticia es que no hay noticia. Es decir, que nadie ha levantado la mano para decir «esta ruina es mía».