Los retrasos a la hora de aprobar el Plan Regional por la necesidad de cambiar el plan inicial (en lo referente a los terrenos concretos) del polígono de Monfarracinos hará que las obras no puedan iniciarse este año, como estaba previsto, y tengan que esperar al año que viene. Aunque los consejeros no se han pronunciado sobre este particular en las últimas semanas, la propia Junta de Castilla y León reconoce que los plazos son los que son, los trabajos no están todavía licitados y quedan solo tres meses de 2024. Así las cosas, habrá que esperar a que las máquinas lleguen a la zona.
Entre las consideraciones del balance que ayer hicieron del Plan de Impulso a la Actividad Económica en Zamora y en Área de Influencia, plan en el que se encuentra el polígono de Monfarracinos, los dos altos cargos destacaron que «la inversión estimada en esta infraestructura de suelo empresarial, que tendrá un extensión total de 860.000 metros cuadrados, asciende a 17 millones de euros». Y decían más, sobre los plazos: «La previsión es licitar las obras en la primera mitad del año 2025».
Preguntado por este periódico, el consejero de Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, destacaba el «hito» que suponía la aprobación del Plan Regional que ayer vio la luz en el Boletín Oficial de Castilla y León y aseguraba que «haremos todo lo que esté en nuestra mano» por agilizar los plazos, pero sin comprometerse a dar fechas concretas. De hecho, el propio consejero admitía que ahora los plazos concretos dependen del número de empresas que opten a realizar los trabajos, pues de ello depende el desempeño de la mesa de contratación y la tardanza que haya en cumplir con todos los trámites preceptivos.
El Plan Regional
El plan publicado el lunes detalla el desarrollo de área de actividades productivas (el polígono propiamente dicho) y su accesibilidad a dos ejes de comunicaciones «estratégicos» como son la Ruta de la Plata y el Corredor del Duero. Para ello, el Plan Regional clasifica los terrenos previstos para la construcción del polígono, adyacentes a la carretera autonómica CL-612, como suelo urbanizable, delimitando sobre ellos dos sectores de uso puramente industrial. Se han excluido terrenos con protecciones naturales o con valores agrícolas singulares y , específicamente, aquellos afectados por la mejora del canal de riego Toro-Zamora.
La división del ámbito en dos sectores viene condicionada por la propia localización del área industrial, que es atravesada por la carretera CL-612, en la que se apoya la ordenación y a través de la cual se realizará el acceso al nuevo polígono, que se formaliza como dos ámbitos discontínuos. En tanto la legislación autonómica no permite la delimitación de sectores discontínuos (salvo para la obtención de sistemas generales), la propuesta se formaliza como dos ámbitos de ordenación, autónomos desde el punto de vista formal aunque planificados conjuntamente, procurando el equilibrio global del conjunto en términos de beneficios y cargas asociados al desarrollo urbanístico.
El Plan Regional establece por ello unas condiciones de ordenación general análogas para ambos sectores, marco a partir del cual se definen las condiciones de ordenación detallada completas. Estas se establecen buscando la maximización de la superficie efectiva que puede destinarse a usos productivos, localizando estos de forma agrupada en grandes manzanas que permitirían no obstante la división en parcelas de entre 15.000 metros cuadrados y 100.000 metros cuadrados al objeto de habilitar la implantación de instalaciones productivas tanto intensivas como extensivas, que podrían estar vinculadas al sector agroalimentario, incluyendo otras actividades complementarias como talleres, almacenes y oficinas. Esta posibilidad es conseguida a partir de la racionalización de los trazados viarios, la concentración de cesiones y la formalización de una estructura de ordenación regular, favorecida por la sencilla topografía de los terrenos.