El lobo pasa de ser considerado una especie «estrictamente protegida» a considerarse solo «protegida» en toda la Unión Europea. Así lo han considerado por mayoría los gobiernos de los 27 países que forman parte de la Unión en la mañana de este miércoles, posicionándose a favor de los sectores que abogaban por un mayor control de la especie.
Junto con España ha votado en contra Irlanda, mientras que Eslovaquia, Chipre, Bélgica y Malta se han abstenido. La decisión será aprobada en las próximas horas por el Consejo de la Unión Europea y supone, en la práctica, una rebaja en la prohibición de cazar lobos. Ahora mismo la caza de ejemplares de la especie está prohibida en prácticamente todos los supuestos y la aprobación de esta mañana abre la puerta a cierta «flexibilidad» en los planteamientos que, bien es cierto, seguirán dependiendo de los estados miembros.
La decisión va en contra de los criterios que se siguen desde el Gobierno de España, que aumentó la protección de lobo hace unos años impidiendo su caza también al norte del Duero. En cambio, va en la línea de lo solicitado por la Junta de Castilla y León a la propia Unión Europea, que pedía poder abatir ejemplares de la especie en condiciones regladas.
El argumento oficial de la UE es que el incremento de la protección a esta especie se había traducido en un incremento notable de la población, de las manadas y de los ejemplares que componen cada una de ellas, causando «conflictos con las comunidades locales de ganaderos y cazadores».
El Gobierno de España argumenta que los conflictos con el cánido se han incrementado «en las zonas donde no hay medidas de protección al ganado», recogidas en el caso español en la Estrategia para la conservación y convivencia con las actividades del medio rural. El control de la población, dice también el Gobierno, ya se aplicaba aquí al permitir que se abatan lobos «concretos».