Zamora tiene entre ceja y ceja el impulso al astroturismo. Ya no solo por el eclipse del 12 de agosto de 2026, que se verá particularmente bien desde la zona de Benavente. También, por todo lo que puede aportar desde el punto de vista de la desestacionalización o de la capacidad de atracción de un viajero diferente al territorio. Este fin de semana, en Naturcyl, la apuesta de la provincia ha vuelto a incluir el recurso de los cielos limpios como uno de los ejes clave en la promoción, a la espera de lograr un nuevo impulso con la certificación de calidad que ofrece la Fundación Starlight.
Precisamente, esta entidad ha estado presente también en el evento organizado en La Granja de San Ildefonso, con un stand en el que ha ofrecido información a los visitantes y en el que una de sus técnicos, Gema García, ha dado pistas también, en declaraciones a este medio, sobre lo que necesita Zamora para llegar a la certificación y acerca de lo que puede implicar el desarrollo de este tipo de turismo para la provincia: «Fundamentalmente, lo que hace falta es un entorno que cuente con un mínimo de calidad de cielo oscuro», ha señalado la trabajadora de la entidad.
En principio, Zamora va bien con eso, pero conviene cuidar los detalles. No solo bastan las buenas condiciones de partida para cumplir con las exigencias de esta entidad creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias: «Hace falta el propio compromiso del territorio para mejorar y, sobre todo, para promocionar el astroturismo. Se trata de dinamizarlo y de utilizar esta herramienta para convertirla en un recurso a la vez que se protege un lugar», ha advertido García.
Para eso, se necesita, entre otras cosas, «el compromiso de los ayuntamientos para mejorar las condiciones de iluminación». Eso quiere decir que hay que rebajar al máximo el nivel de contaminación lumínica. El propio Patronato de Turismo ya está implicado para tratar de concienciar a los municipios y para ayudarlos en la medida de sus posibilidades. La Reserva Starlight es la única certificación oficial que existe para captar este tipo de viajeros, y lo que traslada la propia fundación es que esa marca sirve.
«El astroturismo ayuda a atraer a un nuevo público que es diferente al del turista habitual desde muchos puntos de vista. Entre otras cosas, por los intereses que suele tener, por su compromiso con el entorno y por lo que valora, por ejemplo, la cultura natural», explica Gema García, que incide en el apoyo que suponen estos viajeros a la hora de incrementar las pernoctaciones en el territorio, aunque ahí también hay un trabajo paralelo que hacer.
En esa línea, la técnico de la fundación pone como ejemplo el eclipse del 12 de agosto de 2026, «con el que ahora Zamora está a tope». «Hay que ofrecer noches de observación de las estrellas, pero también todo lo que tiene que ver con el patrimonio cultural en general, los monumentos o la gastronomía de la zona», aclara García, que deja patente que el esfuerzo de la provincia por defender a Benavente como un punto clave para la observación del fenómeno que tendrá lugar dentro de dos años no tiene nada de impostado: «Creo que está al 99 o al 100% de la totalidad. Va a ser de las mejores zonas de España», concede García.
La Declaración de La Palma
En el marco de la feria, el responsable del Patronato de Turismo de Zamora, Víctor López de la Parte, comunicó también que la Diputación se va a adherir próximamente a la Declaración de La Palma, un paso imprescindible para lograr la certificación Starlight: «Es el decálogo, el documento que alinea al territorio con un compromiso de protección del cielo y de dinamización responsable», señala Gema García, que habla del proyecto a largo plazo que implica esa firma.
«Al final, la Reserva Starlight también busca recompensar de algún modo a los territorios que tienen cielo oscuro, que suelen estar en la famosa España Vaciada. Hay que hacerles descubrir que tienen un recurso maravilloso y un potencial muy importante de crecimiento», concluye Gema García. Zamora sigue dando pasos para estar dentro de ese elenco de lugares, y para que el cielo empiece a movilizar a los visitantes igual que lo hace ya la tierra.