Es una niña, va a hacer once años e inicia sexto de Primaria en el colegio de Morales del Vino. Aunque es introvertida, resulta muy simpática cuando coge confianza con las personas con las que comparte habitación. Tiene un gato, le gusta ir en bici, es muy del Barça y en el mueble de la televisión de su casa hay una Nintendo Switch. A juzgar por el aspecto del mueble del salón, le gustan los juegos de mesa. Nada raro. Lo que le pasa a nuestra protagonista es que, desde hace años, sufre acoso escolar. Y este curso su familia ha dicho «basta».
Jesús González y Eloína Ferrero son los padres de la niña, cuyo nombre no va a ser revelado en este reportaje por expreso deseo de los progenitores, «aunque en el colegio todos saben ya lo que está pasando». El asunto es como un nubarrón encima de la casa de la familia. «Es muy complicado pensar en otra cosa», asegura la madre ante el inicio de un curso que, si no cambian las cosas, volverá a ser difícil. La familia quiere que el centro atienda sus reivindicaciones y cambie de clase a su hija, que comparte aula con la niña que, dicen, la acosa. El colegio no atendió a la petición el año pasado argumentando que el curso estaba ya muy avanzado y no lo ha hecho este año. «Cuando llegamos el viernes y vimos que le tocaba otra vez con la misma profesora y compartiendo clase con la misma niña… No, otro año no. No», repite la madre.
La situación, explican, se repite desde hace años. Creen que desde que la cría inició primero de Primaria, cuando se estrenó en el colegio de Morales. «Al principio ni te das cuenta de lo que está pasando». Tampoco ayudó la pandemia, con varios meses en casa y un curso, el posterior, muy condicionado. «Luego la madre de un niño del colegio nos dijo oye, que la niña no juega con sus compañeros de Primaria, está sola en el patio viendo cómo juegan los de Infantil. Ahí ya empiezas a ver las cosas, lo que está pasando».
La niña se calló el tema durante cursos enteros, como ahora reconoce ella misma, por «miedo». Miedo a que la situación empeorara, miedo a que la acosadora hiciera más difícil el día a día en el colegio y a ser culpabilizada por la situación. «Nosotros la veíamos apagada, pero no nos contaba nada», reconocen los padres.
La joven tiene Trastorno de Deficit de Atención, motivo que la familia apunta como origen de la situación que está viviendo en el colegio y que, explican, está causada «por otra niña de su clase» que «la toma constantemente con ella, haciéndole la vida imposible». No hay violencia física en este caso, pero sí, siempre según la familia, grandes cotas de discriminación. «Yo lo he visto, no me lo tiene que contar nadie. He visto a mi hija jugando con su amiga y llegar esta niña, ponerse en el medio y obligar a mi hija a irse. Y he visto a mi hija estando con un grupo de niños y que esta chica llegara y empezara a reírse de ella hasta que se quedaba sola. Ver que a tu hija le pasa eso es muy duro», continúa la madre, a la que los ojos se le nublan en varias fases durante la conversación.
La niña habla con pena cuando se le pregunta por el tema. Aunque dice que tiene a todos sus amigos en su clase, está resignada a que lo mejor es cambiar de aula si así deja de ver a la supuesta acosadora. Le queda un año de colegio y el curso próximo comenzará el instituto, posiblemente en el Río Duero, ya en Zamora capital.
– ¿Tienes ganas de ir al instituto?
– No muchas.
– ¿Por qué?
– Porque creo que allí hay muchos niños.
«Ella es muy alegre, pero es que esto te quita las ganas, nadie quiere ir a un sitio a pasarlo mal y ella lo está pasando mal», interviene la madre.
Informes psicológicos que atestiguan la situación
La familia ha llegado a llevar a su hija a ser examinada por un psicólogo forense, «que dictamina en su informe que sin género de dudas a mi hija la están acosando en el colegio», explica el padre. El informe, dicen, fue remitido a los responsables del centro escolar de Morales del Vino, «pero de momento nadie hace nada. La maestra nos dice que son cosas de críos, el equipo directivo nos dice que ellos no ven nada. No estamos recibiendo ninguna ayuda, creemos que está faltando voluntad para atajar este problema», continúa Jesús. La familia incluso ha presentado una denuncia en el Juzgado de Menores contra la otra niña, aunque son conscientes de que seguramente no prosperará. De momento, tampoco ha servido.
La madre explica que la supuesta acosadora «la toma también con otros niños» pero asegura que «los otros padres no quieren tampoco hacer nada» porque «la principal perjudicada es mi hija», con la que la otra niña «se está cebando». No ha habido trato con la familia de la otra parte porque, dicen, sus horarios son complicados «y no suelen venir a recoger a la niña a la hora de salida». Con el padre «coincidimos en un cumpleaños cuando ya había poco que hablar».
Los padres apuntan directamente «al sistema educativo» como «partícipe», argumentan, de la situación. «Ni la maestra, ni el equipo directivo, ni la inspección, nadie está haciendo nada porque la situación de mi hija mejore», afirma Eloína. «Se cubren entre ellos, dicen que no pasa nada», añade el padre. Ayer, tras dar conocimiento público del caso, sí aseguran que recibieron una llamada de la dirección del colegio, aunque no pudieron contestarla. Preguntada la Dirección Provincial de Educación por este periódico sobre este caso en concreto, la respuesta oficial es que la Inspección de Educación lo está estudiando.
La familia está decidida a luchar para evitar otro año «inaguantable» convencidos de que cambiar a su hija de colegio no es una opción. «Nos negamos a eso, ella tiene allí a sus amigos. No va a cambiar de colegio», zanja la madre, aunque reconoce que «nos lo hemos llegado a plantear» en algunos momentos duros vividos durante el curso pasado.
Lo que dicen los números
El último informe de la Sección de Convivencia Escolar del Observatorio de Castilla y León, referente al curso 2022-2023 (es el más reciente), detecta solo dos casos de acoso escolar confirmados en la provincia de Zamora, una cifra que es la más baja de la región a excepción de León, donde no se ha constatado ningún caso. Hay, además, demostrado un caso de ciberacoso a un alumno zamorano. En total, tres casos en toda la provincia en todo un curso, aunque el mismo informe indica que han existido sospechas acerca de 36 sucesos acaecidos en los colegios zamoranos.
«Vaya datos, no se los cree nadie», dice la familia, que tiene constancia «de casos similares» a los de su hija solo en el entorno de la asociación de afectados por el TDAH. «Nosotros hemos decidido que ya basta, que hasta aquí. Y somos conscientes de que a priori puede parecer un caso menos grave que otros que se ven, pero no estamos dispuestos a dejarlo correr más», apunta Jesús. «Aquí se ha acabado el silencio».