Griselda Hervella tiene una explotación ganadera en Codesal. Unas ochenta vacas, de las que han caído enfermas por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica más de veinte. Que se sepa, porque «a lo mejor algunas lo han pasado con menos síntomas y no nos hemos dado cuenta». Abel Moreira es ganadero en Anta de Rioconejos. Él tiene algo más de cien vacas, y también las enfermas superan la veintena en su explotación ganadera. Son dos de los muchos ganaderos afectados por el avance de la EHE por Sanabria y Carballeda, las dos comarcas con las que, este año, el virus se está cebando.
El caso de la ganadera de Codesal es más complicado porque, desde que la EHE entró en su explotación, ha perdido tres vacas. Y algunas de las que presentan síntomas tienen «mala pinta», reconoce la ganadera en conversación con este periódico. «Cuando ves que empiezan a echar sangre ya olvídate. Y el miedo es a ver qué pasa con las que se recuperan, a ver cómo salen», reflexiona Hervella. «Vas por las mañanas con miedo, a ver qué te encuentras».
Los dos ganaderos temen a las primeras semanas del otoño, cuando el calor aún aprieta y el mosquito que transmite la enfermedad por la cabaña ganadera todavía hace de las suyas. «Parece que iba a menos, pero yo he tenido un caso esta semana», apunta el ganadero de Anta, que ha conseguido que todas las afectadas se recuperen. Pero lo mismo: «Veremos a ver cómo salen».
Contando con que se recuperen, las pérdidas económicas para las ganaderías son cuantiosas cuando la enfermedad hace acto de presencia. El tratamiento puede durar hasta seis días en el caso de los animales que están más afectados y, haciendo una media, los ganaderos llegan a gastarse hasta 150 euros en los medicamentos para cada uno de los animales afectados. «Hay gente que no puede, que no las trata y las manda directamente al matadero», asegura Moreira. Esos animales no cuentan en las estadísticas como muertos por la EHE.
La vacuna «ha llegado muy tarde»
Ni una ni otro han vacunado a sus animales este año. La vacuna, dicen, ha llegado «muy tarde», cuando la enfermedad ya se había hecho fuerte en sus explotaciones. «Yo hago caso de lo que me dicen los veterinarios, y este año me han dicho que mejor no vacunar. No sabemos las vacas que lo han pasado, las que están a punto de dar síntomas, las que están pasando la enfermedad… así es complicado», asegura Abel Moreira.
En similares términos se expresa Hervella. «La vacuna tendría que haber llegado antes. Esto llegó a España hace dos años, ¿por qué han tardado tanto? Si hubiera llegado antes, yo no tendría ahora esta situación», añade. Las vacunas vienen a costar unos siete euros por animal porque, aunque no tienen coste, hay que pagar el desplazamiento y el trabajo del veterinario. «No es por el dinero, porque los medicamentos son más caros, pero tampoco estamos para tirarlo».
Tranquilidad en Sayago, de momento
En Sayago se registraron los primeros casos de EHE de este año a mediados del mes de agosto y, si alguien busca ganaderías en las que se esté vacunando contra el virus, tiene que ir ahí. O a La Guareña, comarcas que resultaron muy afectadas por el impacto del virus el año pasado y que este año viven más tranquilas. Fernando Vicente, ganadero de la zona, explica que la creencia general en la zona es que el «golpe» del 2023 ha servido para inmunizar a parte de la cabaña, lo que este año está ralentizando el avance de la enfermedad. Con todo, nadie se fía.
Los mapas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirman que este año las comarcas más afectadas fueron aquellas que se libraron de la EHE el año pasado. En Zamora, Sanabria y Carballeda principalmente. Los mapas de afectación de ganado son más intensos en Orense y León, donde la temporada pasada también hubo mayores cotas de tranquilidad.