Como en todos los casos de éxito, la historia empieza con una idea. En esta ocasión la tuvieron los responsables de la Asociación Etnográfica Don Sancho cuando, hace veinte ediciones, fundan el Festival Internacional de Folclore de Zamora. La idea era clara: tratar de reforzar en la ciudad la presencia de músicas tradicionales que no solo fueran locales. Que resonara entre el románico música de otras partes del mundo. Se comenzó con dos grupos, de países cercanos. Ahora el Festival Internacional de Folclore reúne a grupos de tres continentes, siempre con Don Sancho al timón.
La evolución de la asociación etnográfica ha sido notable en estos años. La resume Antonio Martín, director del colectivo. «Ahora estamos en el Consejo Internacional de Organización de Festivales de Folclore de la Unesco, que se encarga de coordinar todos estos eventos a nivel mundial». Don Sancho es la única agrupación de Zamora dentro de este colectivo, lo que ha supuesto «una dura evaluación para que nuestro festival tenga ese sello de calidad».
A lo largo de veinte ediciones, rememora ahora Martín, la Asociación Etnográfica Don Sancho ha intentado para que el folclore salga de los escenarios, donde corre el riesgo de ser visto por un limitadísimo número de personas, y salga a las calles. «Creíamos, y seguimos pensando que hay que buscar nuevos escenarios donde disfrutar de la música y de la tradición oral», añade Antonio Martín. «De ahí los vermuts musicales que hemos organizado, en la calle de Los Herreros o en la Plaza Mayor, con artistas a pie de calle mezclando sus músicas, tocando cuando quieren, sin que haya nada reglado ni pautado».
El folclore, al final, «consiste en eso», es algo que «nace del pueblo, nace de la calle» y que debe estar con el pueblo y en la calle. «Está bien tener actuaciones en los escenarios para que la gente pueda ver las propuestas que nos traen los grupos, pero el contacto con la gente que se da en la calle no se da en los escenarios. Es un ambiente absolutamente abierto, improvisado, en el que no hay nada establecido», apunta Antonio Martín. «Esto es cultura popular, en la calle está su lugar».
La organización del festival
Con el crecimiento del Festival Internacional de Folclore se ha complicado su organización, si bien es cierto que «ahora no hay que ir a buscar a los grupos, son ellos los que nos llaman para venir». Con todo, no es fácil encontrar grupos como los de este año, con visitantes de Malasia que tienen que enfrentarse a un laberinto burocrático para aterrizar en España. Además, Don Sancho se encarga de promocionar una gira de los grupos por España que dote aún más de contenido al viaje. «Es complicado mover toda la logística, desde la obtención de visados hasta la financiación de los vuelos. Organizar el festival nos lleva prácticamente un año de organización. Empezamos en noviembre y acabamos en septiembre».
Sea como fuere, el trabajo da sus frutos y el festival crece año tras año. «No diría que es la edición más ambiciosa, porque todas lo han sido, tratamos de mejorar en todos los aspectos y hemos conseguido que el festival sea un referente a nivel nacional en cantidad y en diversidad. No pararemos hasta que sea un referente europeo».
En total, son entre 180 y 200 las personas de otros países que aterrizan en Zamora a partir de este viernes. En las galas ya se suelen superar los dos mil asistentes, el máximo al que se aspira, y el público que ve los espectáculos de calle también se cuenta por miles.
Un futuro asegurado
Lo que parece claro es que el festival tiene el futuro asegurado. Muchos de los miembros de la Asociación Etnográfica Don Sancho son personas jóvenes, desde los catorce años. «La base es la escuela de baile tradicional, donde tenemos a doscientas personas aprendiendo folclore, y de aquí sale el grueso del voluntariado del festival. Sin los voluntarios, organizar esto sería imposible, pero contamos con mucha gente que está interesada y quiere ayudar», celebra Antonio Martín.