El agua embalsada en la provincia de Zamora lleva semanas experimentando descensos hasta el punto de que los datos registrados hace unas semanas, con pantanos cerca del cien por cien y con unas reservas históricas, se antojan ahora bastante lejanos. Los últimos datos oficiales sitúan las reservas en la provincia de Zamora en el 60,5% de la capacidad total, algo menos de 1.070 hectómetros cúbicos de agua.
Los datos son peores que los de hace semanas, pero son los lógicos para esta época del año, después de semanas sin lluvias y con las presas cumpliendo con su función generadora de energía. Así, los mismos números indican que en idéntica semana del año pasado había menos agua acumulada, un total de 1.012 hectómetros cúbicos (el 57,27% de la capacidad total) y que los datos de ahora están bastante por encima de la media de los últimos diez años, establecida en 935 hectómetros cúbicos (el 52,95% de la capacidad total).
Por embalses, vuelve a ser Ricobayo el que tiene más agua, aunque también se encuentra lejos de los niveles próximos al cien por cien que alcanzó en la pasada primavera. El embalse tiene ahora 617 hectómetros cúbicos en reserva, algo más de la mitad de su capacidad total. Cifras muy similares a las registradas en la misma semana del año 2023 y superiores en un cinco por ciento a la media de los últimos diez años. Si la tendencia de los últimos años es cumple, la cota debería comenzar a subir a partir del mes de octubre.
Los datos de la última semana son malos prácticamente en todos los embalses de la provincia. Solo se salva Villalcampo, que con tres hectómetros cúbicos de subida está prácticamente con toda el agua embalsada con la que puede contar. En Cernadilla la caída del nivel ha sido acusada, de quince hectómetros cúbicos hasta un total de 145. En el resto, las variaciones son menores.