Javier Brazo-Sayavera, Universidad Pablo de Olavide y Cristina Cadenas-Sanchez, Universidad de Granada
Todos tenemos claro que un chequeo médico regular puede ayudarnos a prevenir problemas de salud. El avance en el conocimiento científico nos ha hecho hoy conscientes de la importancia de prevenir antes que curar. Hablamos de algo que nos preocupa a todos: reducir el dolor, sufrimiento y malestar.
Invertir en prevención no es lo mismo que eliminar estos problemas de salud, pero sí reduce la cantidad de personas que los tendrán. Además, la prevención también hace que los tratamientos –si son necesarios– resulten más efectivos. Aunque no lo parezca, en todo esto la condición física juega un papel importante.
Es crucial detectar a tiempo los problemas de salud para evitar que la situación empeore. Por lo tanto, es necesario hacer evaluaciones para identificar cualquier señal de alerta lo antes posible. Sin embargo, esto tiene un coste que actualmente se destina, en gran parte, a curar. ¿Existe alguna manera barata de sospechar si estamos próximos a sufrir alguna patología? La respuesta es sí, pues la evaluación de la condición física se presenta como una herramienta potente relacionada con el estado de salud de las personas y puede medirse de manera sencilla y económica.
En los últimos años expertos de todo el mundo se han reunido para identificar cuáles son las prioridades necesarias para avanzar en el conocimiento relacionado con la evaluación de la condición física de la población. Entre el top 10 se establece la necesidad de hacer un seguimiento de la condición física de los jóvenes.
¿Qué es la condición física?
La condición física es la capacidad de las personas para realizar tareas cotidianas con energía y ausencia de fatiga. Por ejemplo, la resistencia cardiorrespiratoria nos permite caminar o correr durante un tiempo prolongado y la fuerza nos permite mover objetos pesados o subir escaleras.
Al hablar de condición física estamos hablando de salud física, que es algo muy importante que tenemos que conservar. En este sentido, un buen nivel de condición física se asocia con tener menor concentración de grasa abdominal, una mejor calidad de vida e, incluso, una buena salud mental.
Para evaluar la condición física disponemos de diferentes pruebas (adaptadas al grupo de edad) que son válidas y tienen el apoyo de la ciencia. Estas pruebas las pueden realizar de manera sencilla educadores físico-deportivos, y su interpretación nos dará información de nuestro estado de salud y nos ayudará a poder recibir un programa de ejercicio adaptado a nuestras necesidades. Además, tener un buen nivel de condición física durante la infancia y la adolescencia no solo ayuda a mantener una buena condición en la adultez, sino que también puede reducir la aparición de diversas enfermedades al crecer.
El contexto escolar puede ser un espacio ideal para establecer la evaluación de la condición física de los más jóvenes. Además, la evaluación de la condición física puede servir al profesorado de educación física como punto de partida para conocer el estado de forma de su alumnado e identificar sus necesidades de mejora. Esto les permite organizar el curso escolar de manera más eficaz según la información obtenida tras la utilización de herramientas como la plataforma FitBack y contribuir significativamente a mejorar el estado de salud de los estudiantes.
España necesita registros del nivel de condición física
Para que esta evaluación de la condición física ayude realmente a controlar el estado de salud de las personas es necesario que se realice siguiendo un protocolo ordenado. En este sentido, las administraciones públicas juegan un papel relevante. Si para el seguimiento analítico los sistemas sanitarios tienen sus propios registros, ¿por qué no podemos tenerlos de nuestro nivel de condición física?
De hecho, algunos países en el mundo llevan muchos años realizando evaluaciones de la condición física de los jóvenes, lo que les permite tomar decisiones en cuanto a políticas, recomendaciones y programas. En un reciente trabajo científico hemos observado que quince países cuentan con un sistema de estas características, entre los que no se encuentra España.
No obstante, en España parece que este asunto está adquiriendo importancia, pues Galicia y País Vasco ya han desarrollado sistemas de evaluación de la condición física en jóvenes. Para que estas experiencias puedan trasladarse al conjunto nacional, las administraciones lo deben añadir a la agenda pública, aunque en el estudio mencionado también observamos que esta es una de las principales barreras para que se pueda implementar en un determinado país.
¿Por qué no unir fuerzas y poner en marcha un sistema nacional de evaluación de la condición física que nos ayude a prevenir enfermedades? Al fin y al cabo, si se mide desde la infancia, puede predecir la salud futura.
Javier Brazo-Sayavera, Profesor del área de Educación Física y Deportiva, Universidad Pablo de Olavide y Cristina Cadenas-Sanchez, Marie Curie Postdoctoral Researcher, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.