Los nuevos trenes S106 de Renfe, los que cubren el servicio de AVE en la línea Madrid-Galicia (con paso por Zamora) y que tantísimos problemas están dando a la operadora ferroviaria, registran unos datos de puntualidad pésimos. Lo reconoce el propio ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Óscar Puente, que este viernes ha comparecido en el Senado para dar cuenta de lo que está siendo un verano «muy complicado» en el plano ferroviario, con datos especialmente preocupantes en lo que se refiere a las nuevas adquisiciones.
Renfe ha adquirido 23 trenes S106 a Talgo y los puso en servicio el 21 de mayo, con un recordado primer viaje a Madrid que llegó con horas de retraso. El ocho por ciento del total de servicios de larga distancia de Renfe se presta con estas máquinas, que registran una puntualidad media del cuarenta por ciento. Una cifra baja, muy baja. «Es 36 puntos inferior a la media del conjunto de servicios», reconoce Puente.
Y la situación de agosto es aún peor. Los porcentajes de impuntualidad de agosto de estos trenes en concreto son del ochenta por ciento. Es decir, ocho de cada diez S106 que circulan por las vías españolas, muchos de ellos por la provincia de Zamora, llegan tarde. Hay fallos de todos los colores, reconoce el ministro. Desde la seguridad en el embarque, problemas de tracción, en los frenos, en las puertas o en los pantógrafos.
De hecho, durante buena parte de los tres meses que los trenes llevan en servicio, la flota ha estado inmovilizada en un porcentaje importante. De los 22 trenes que se compraron de entrada, once han estado varios días sin circular para solucionar los problemas, que se van resolviendo de forma puntual. Para evitar males mayores, ciertos viajes se hacen con personal de Talgo a bordo, que se encarga de solucionar posibles eventualidades, y se han aumentado turnos de trabajo para que las máquinas averiadas se pusieran rápido en circulación.
«El problema del verano está identificado», apostilla Puente, que recuerda que Renfe ha iniciado un proceso de demanda contra Talgo por el mal estado de las máquinas, que se suma al puesto en marcha por el retraso en la entrega de los trenes. Las nuevas máquinas se encuentran, confirma Puente, muy lejos del nivel de incidencia medio del resto de la flota, que se viene a establecer en un problema cada 20.000 kilómetros.
El caso de Chamartín
A mayores de lo que sucede con los nuevos trenes, Zamora se está viendo afectada este verano por los problemas que están apareciendo en la madrileña estación de Chamartín, que se encuentra en obras. «Es verdad que ha habido colapsos este verano en Chamartín, situaciones de afinamiento insostenibles», asegura el ministro Puente, que encuadra parte de estos problemas en las obras y en el poco espacio disponible para los viajeros.
El vestíbulo de alta velocidad tiene en estos momentos una extensión aproximada de 2.400 metros cuadrados, seiscientos antes del control de seguridad y 1.800 después de pasarlo. En él se juntan pasajeros de varios trenes, lo que lleva a situaciones complicadas «cuando un tren se retrasa solo cinco o diez minutos». Algunos de los viajes que salen de esas dársenas, apostilla Puente, «transportan a. más de mil personas», que esperan en el vestíbulo hasta que son llamadas a los andenes. «Retrasos leves pueden dar lugar a las imágenes que estos días hemos visto», subraya el ministro.
En octubre, recalca Puente, se abrirá parte de la obra y la situación mejorará. En conjunto, los 10.000 metros cuadrados existentes hasta ahora se convertirán en 18.000 metros cuadrados de vestíbulo que tendrán que acoger una cifra creciente de viajeros. Entre enero y mayo de este año, indica el ministro, han pasado por Chamartín 5,8 millones de personas, lo que elevará el total del año a cerca de 14 millones.
«No hay abandono de la red»
Puente desliga las incidencias de la falta de mantenimiento de la red. «Las incidencias han crecido no porque la red se haya abandonado. Estamos inmersos en volumen de obra, el mayor de nuestros historia mientras tratamos de compatibilizar la prestación del servicio», justifica el ministro.
«Así que, insisto, ruego un poco de paciencia y de comprensión. No estamos cruzados de brazos. Estamos invirtiendo más que nunca y veremos los resultados pronto, pero para alcanzarlos sufriremos algunos inconvenientes. Vamos a trabajar duro para que sean los menos posibles, pero se producirán en número de creciente hasta que consigamos superar algunas fases críticas de los puntos de inversión más conflictivos de la red que estamos abordando en este momento», concluye el ministro.