En el recibidor que da acceso a las salas de cine de Benavente, de espaldas a las escaleras, aparece un cartel con un Minion sonriente que deja ver sus brackets en el gesto. Sobre su rostro amarillo, se puede leer una frase: «Sí. Han vuelto. Prepárate». Lógicamente, el aviso se refiere a estos personajes y a su retorno a la gran pantalla pero, visto desde la perspectiva del municipio, el letrero podría aludir al propio cine, a ese lugar que ha abierto de nuevo sus puertas, aunque esto sea solo un paréntesis de dos semanas; algo que se irá cuando vaya a terminar agosto, como tantas cosas en la provincia.
El cartel del Minion está solo porque todo el mundo está dentro de las cuatro salas donde se proyectan las películas. Son más de las siete de la tarde del miércoles y las sesiones comenzaron a las seis, así que todas ellas están en marcha. Los antiguos Multicines de Benavente celebran desde el 16 de agosto, y hasta el día 29, un ciclo centrado en el público infantil con dos horarios por jornada y con algunos de los títulos más destacados para los más pequeños.
Pero, un momento, el Minion no está solo del todo. Un poco más allá, en la zona donde hacen «pop» las palomitas, aparece una mujer. Su nombre es Rebeca Cachón y puede explicar algunos detalles más sobre lo que suponen estas semanas y el vacío del resto del año. No hay que olvidar una cosa: este cine ya solo abre de manera puntual. A finales de este mes se cumplirán dos años del final de su actividad continuada y de la pérdida de un recurso para Benavente. Otro más.
«Ahora, normalmente solo proyecta Fetiche los martes», aclara Rebeca, que trabajó durante más de veinte años en estas salas y que ahora sigue acudiendo de forma eventual cuando se organizan estos ciclos o cuando es menester. Fetiche es el cine club de Benavente, y son sus responsables quienes toman la iniciativa en verano, en Navidad o en Semana Santa para darle algo más de vida a las instalaciones. «Ellos organizan todo. Buscan las películas, alquilan la sala y a mí me contratan», resume la trabajadora.
Fetiche también tiene un convenio con el Ayuntamiento de Benavente que le permite organizar según qué actividades y financiar sus proyectos para tapar un poco el hueco que dejó el cierre de los multicines: «Fue un palo muy fuerte, mucha gente lo sintió mucho», admite Rebeca, que desde su posición ve ahora cómo los vecinos que acuden en ciclos como el de agosto «están encantados». «Nos preguntan por qué no se queda esto abierto ya. Cuando funciona, esto se peta», asevera la benaventana.
Lo que sucede es que este es «un local privado». Los dueños se jubilaron y, con ellos, se acabó la actividad permanente del cine. Benavente se tiene que conformar desde entonces con estas píldoras: «Yo llevaba aquí toda la vida», lamenta todavía hoy Rebeca, que perdió su empleo y que tuvo que empezar a desplazarse a León para disfrutar de la afición que había cultivado durante tantos años cerca de la gran pantalla.
Ahora, eventual
Como ella, la gente de Benavente, de las comarcas de alrededor o incluso de zonas algo más alejadas, como Sanabria, se vio privada de esta alternativa de ocio: «Yo ahora estoy como el cine. Antes era trabajadora continua y ahora soy eventual», bromea Rebeca, que apunta que, si alguien tiene en mente una reapertura, «tendría que hablar con los dueños». Mientras, toca conformarse con lo que hay, rezar por que Fetiche mantenga el servicio y disfrutar de ciclos como este.
Ya son las siete y media. Pronto, el cartel del Minion verá salir a los niños con sus padres de las salas donde se están proyectando Buffalo Kids o Del Revés 2. A partir de este viernes, de cara a la última semana, se estrenarán Deadpool o Lobezno, ya para otros públicos más amantes de la acción. Finalmente, el día 30, las palomitas dejarán de hacer «pop», las salas se quedarán vacías y Benavente regresará a su realidad. Habrán pasado justo dos años del día en el que el multicines dijo adiós. O hasta luego.