En el siglo XVII, la afición de los zamoranos por las artes escénicas hizo necesaria la construcción en la ciudad de un recinto acorde a tal fin. Donde antiguamente estaba el convento de Santa Paula, y construido en base al antiguo corral de comedias, se inaugura en 1606 el Teatro Principal. La «bombonera», que ha vivido varias remodelaciones (lógicas) desde su puesta en marcha y que lleva ocho años esperando una reforma integral, oculta tras los telones curiosidades, anécdotas e historias invisibles para el espectador.
Agosto, cuando la escena para, es buen momento para curiosear entre bastidores sin miedo a molestar más de la cuenta. Arriba, en la pasarela sobre la que se manejan los telones, el Principal guarda parte de su historia. Paredes y paredes llenas de programas, folletos, recortes de prensa y fotografías que están, en muchas ocasiones, firmadas por los propios artistas como recuerdo de su paso por las tablas del teatro con más solera de Zamora. Ahí han firmado actores de renombre, cantantes de gran fama y zamoranos que han hecho carrera en las artes escénicas.
El principal guarda estos papeles y los complementa con el archivo del propio teatro, donde se encuentran a buen recaudo otros que son igual o más valiosos que los que se ven ahí. Desde arriba se aprecia, también, una de las «reliquias» del teatro, uno de los telones originales del liceo zamorano. Ahora recogido entre las nuevas incorporaciones, imposible de ver desde el patio de butacas y sin uso, es testigo del paso de los años por el teatro.
El paseo por los vestuarios y camerinos, que se encuentran justo debajo de las tablas del escenario, permite ver que el Principal necesita una reforma para mejorar su estado. El equipo de Gobierno, cabe recordar, se ha propuesto licitar las obras del Teatro Principal durante este mandato, obras que parecía que salían adelante pero que quedaron paradas con el abandono de la empresa que resultó adjudicaria de los trabajos.
La ampliación
La idea fundamental sigue intacta: incorporar el edificio anexo, el que albergaba la Escuela Municipal de Música, para ganar casi trescientos metros cuadrados más que permitan que el Teatro Principal pueda acoger obras que ahora no está capacitado para albergar y aumentar, además, el aforo, que se queda corto en un número creciente de noches (algo que sucede de la mano de una programación que ha pegado un salto cualitativo en los últimos tiempos).
Los trabajos vendrían a dar respuesta a las peticiones del mundo cultural zamorano: una sala de servicio múltiples, vestuarios más acordes a la categoría del recinto e instalaciones más modernas para los trabajadores. De momento, poco se sabe de los plazos que se manejan y el Principal, de momento, hace malabares con sus instalaciones actuales para ofrecer una alternativa de ocio cultural de calidad. La nueva programación, por cierto, se presentará a principios de septiembre.