Será en septiembre. O eso se ha anunciado. El Ministerio de Transportes iniciará por fin las obras para construir el tramo de la autovía A-11 que ha de unir Zamora capital con la frontera portuguesa. El arranque, eso sí, será modesto, que nadie espere una obra exprés para todo el trazado. Lo que se ejecutará ahora es una pequeña parte de kilómetro y medio adscrita al término de San Martín del Pedroso, justo en La Raya, aunque por algo hay que empezar y, durante mucho tiempo, la gente de la zona se había resignado a que los trabajos nunca comenzarían.
«Igual mis hijos pueden ver la autovía. O yo cuando sea bisabuela», señaló una vecina de San Martín del Pedroso esta primavera, tras conocer algunos de los avances administrativos. La frase puede parece algo impertinente sacada de contexto, pero lo cierto es que, por estos lares, la reclamación de la autovía fue, en tiempos, muy intensa. Sobre todo, cuando Portugal hizo su parte y abrió la posibilidad de establecer una conexión rápida, cómoda y ágil entre ambos países. La ausencia de frutos tras la reivindicación en España derivó en posturas como las de esa mujer.
No hay que olvidar que el Gobierno portugués encarriló las obras de su A4 a finales de la primera década del siglo XXI y las remató del todo un par de años más tarde, con la conexión hasta Quintanilha zanjada. Por entonces, los ayuntamientos y los ciudadanos de ambos lados de La Raya elaboraron, distribuyeron y firmaron un manifiesto redactado en 2011 para exigir que todo quedara resuelto también por parte de España. Han pasado trece años de la puesta en circulación de aquel texto.
«Hace años que se reivindica la autovía entre Zamora, Bragança y Oporto desde la consciencia de la importancia de esta infraestructura para el desarrollo socioeconómico del oeste de España y de la Región Norte de Portugal. Se trata de una vía estructural para estos territorios y esencial para su desarrollo económico. Con la previsión de la conclusión de la parte portuguesa, es el momento de unirnos y hacer un último esfuerzo para garantizar una frontera más permeable a través de la urgente construcción de la A-11″, rezaba aquel manifiesto.
El documento era un apremio para el Gobierno español, gobernado entonces por el PSOE, pero que apenas seis meses después pasaría a manos del Partido Popular. Y ese mensaje que podría haberse escrito ayer por la tarde no era el único que aún hoy tiene vigencia como demanda: «Esa ligación indispensable es totalmente compatible con la de Bragança a Puebla de Sanabria y a León, así como con la unión de la comarca de Sayago y Miranda do Douro por la IC-5».
Esfuerzo con Tordesillas
Los firmantes abundaron también en el hecho de que el Gobierno español había hecho un esfuerzo con la mirada hacia el este para concluir en 2004 la autovía de Zamora a Tordesillas: «Entretanto, aquí ha habido una paralización total y apenas se han comenzado a elaborar los proyectos para el trazado hacia Portugal», insistieron los implicados, entre los que estaban también la Cámara Municipal de Bragança o la Mancomunidad Tierras de Aliste.
Desde aquellas exigencias, poco ha cambiado. Las obras siguen a la espera, y aunque el arranque parezca ahora inminente, el propio ministro Óscar Puente declaró hace unos meses que el resto de los tramos está «en pañales». El diputado nacional socialista por Zamora, Antidio Fagúndez, aseguró este martes que la variante de Alcañices ha de ser lo siguiente, pero no hay plazos. Lo que sí impera sobre el terreno es el escepticismo. Lo normal para quien lleva pidiendo lo mismo tanto tiempo.