A las puertas de la Biblioteca Pública de Zamora, un hombre aparece con un carretillo y empieza a cargar cajas en una furgoneta aparcada a la entrada: «Haz fotos a eso, que es lo importante», señala Andrés Rincón, el presidente del Banco de Alimentos. Los bultos guardan los productos que acabarán en la nave que tiene la asociación en la Carretera de Villalpando y, más tarde, se repartirán entre las familias más necesitadas de Zamora. Y el voluntario que se encarga de llevárselo todo tiene trabajo: hay muchos kilos que cargar.
No en vano, la segunda edición del mercadillo solidario de libros usados organizado en la biblioteca ha batido con creces las cifras del año pasado. En 2023, no se llegó a la tonelada; en este, han sido 1.100 kilos a través de un sistema sencillo. El centro pone a disposición de los usuarios una serie de libros que recibe, pero que no forman parte de su colección. Las personas interesadas se los pueden llevar, pero siempre a cambio de dejar los alimentos. El resultado, una ayuda inestimable para quien más la requiere.
Aparte de este mercadillo, la biblioteca también ha habilitado otra vía para que sus usuarios colaboren con el Banco de Alimentos. Se trata del llamado programa «Quitapenas», mediante el cual los socios pueden cancelar sus sanciones por retrasos en la devolución de libros a través de la entrega de productos. En el último año, han sido 315 los trueques de alimentos a cambio de poder llevarse una novela sin necesidad de esperar el tiempo estipulado para el castigo.
El delegado territorial de la Junta en Zamora, Fernando Prada, ha destacado este miércoles el buen funcionamiento de estas iniciativas, y también de la biblioteca en general, que el año pasado contó con 184.000 visitantes, 619 al día. Durante ese mismo 2023 se prestaron 72.000 libros y 19.000 DVD, unas cifras nada desdeñables, sobre todo si se tiene en cuenta que existen otras alternativas para sumergirse en las historias más allá del formato físico.