Encarnación Cordón Lagares, Universidad de Huelva; Félix García Ordaz, Universidad de Huelva y Juan José García del Hoyo, Universidad de Huelva
Los hombres encuentran trabajo más deprisa que las mujeres al terminar una carrera universitaria. En concreto, los tiempos de búsqueda hasta conseguir el primer empleo son un 4,1 % menores en los hombres que en las mujeres que acaban de lograr una titulación superior. Es una de las conclusiones de nuestra investigación sobre los datos aportados por encuestas recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) español.
La última encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios elaborada por el INE hizo un seguimiento en 2019 a los titulados universitarios en el curso 2013/2014 y muestra algunos resultados reveladores. ¿Cuánto tiempo transcurre desde que un titulado superior finaliza sus estudios hasta que consigue su primer empleo? ¿Cuáles son los condicionantes o determinantes potenciales que pueden explicar por qué no todos los egresados consiguen su primer empleo con la misma rapidez?
Factores clave que favorecen encontrar trabajo
En nuestras recientes investigaciones hemos analizado la información de la anterior encuesta a nivel de microdatos, trabajando con información individualizada procedente de una muestra de más de 30 700 graduados universitarios que finalizaron sus estudios en el curso 2009/2010. Hemos podido detectar varios elementos que condicionan o retrasan esta incorporación al primer empleo. Los principales factores que determinan la velocidad a la que se logra un primer empleo son:
- El género. A pesar de los notables esfuerzos llevados a cabo, todavía se observa una brecha de género a la hora de conseguir un empleo, pues los tiempos de búsqueda hasta conseguir el primer empleo son un 4,1 % menores en los hombres. En muchos países las mujeres están infrarrepresentadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, mientras que están sobrerrepresentadas en las humanidades, la educación, la salud y las artes. Este fenómeno puede explicar la segregación de género en el mercado laboral. Además, a pesar del considerable avance conseguido en los últimos años, las mujeres soportan en mayor proporción que los hombres las labores domésticas.
- La rama de conocimiento. Los titulados en ciencias, derecho y otras ciencias sociales, ingeniería y arquitectura, y ciencias de la salud soportaron períodos hasta el primer empleo un 7 %, 14 %, 22 % y 53 % menores, respectivamente, en comparación con los titulados en las diferentes ramas en Humanidades. Los estudiantes que cursan estudios superiores en el área de las Humanidades tendrán que sufrir períodos más dilatados hasta conseguir este primer empleo que el resto de egresados. Ello ayuda a explicar por qué estos alumnos suponen tan sólo el 10 % de los que cursan estudios superiores.
- Experiencia en movilidad (es decir, haber pasado tiempo estudiando en el extranjero). Por término medio, los periodos de tiempo desde la finalización de estudios hasta alcanzar el primer empleo fueron un 11 % menores en aquellos estudiantes que realizaron estancias en el extranjero. Sin lugar a dudas, las competencias y habilidades adquiridas o reforzadas durante estas estancias son valoradas por los empleadores a la hora de reclutar nuevos empleados.
- Titularidad pública o privada de la universidad donde se realizan los estudios. Cursar estudios superiores en una universidad privada sigue siendo una opción ventajosa para aquellos que pueden soportar un coste superior en más del 300 % respecto a la universidad pública. Cinco años después de graduarse, la tasa de paro entre los que han cursado estudios de grado es del 7,5 % y entre los que poseen un máster es tan sólo del 6,9 %, destacando la enorme brecha entre universidades públicas y privadas. La tasa de paro entre los que poseen un máster en centro público es del 8,1 %, mientras para los que proceden de un centro privado es tan sólo del 3,7 %. El 80 % de los egresados españoles provienen de universidades públicas, un porcentaje más o menos estable en los últimos diez años. En cambio, menos de la mitad de quienes acabaron másters o posgrados lo hicieron en universidades públicas, un porcentaje que era mucho más elevado hace diez años.
- Conocimientos y habilidades específicas en tecnologías de la información y la comunicación. La adquisición durante la etapa de estudios de otras competencias profesionales como las relacionadas con las nuevas tecnologías reduce de forma significativa los períodos de búsqueda de empleo en más del 20 % respecto a los que poseen estos conocimientos tan sólo a nivel básico. Además, aquellos que poseían una experiencia laboral mediante prácticas curriculares y extracurriculares alcanzaron su primer empleo invirtiendo un 6,35 % menos de tiempo respecto a los demás.
Cuándo y dónde buscar empleo
Relacionado con la adquisición de determinadas competencias, hemos podido constatar que aquellos estudiantes que inician la búsqueda activa de empleo antes de terminar sus estudios consiguieron reducir el tiempo que transcurre desde la finalización de sus estudios hasta su primer empleo un 16,7 % respecto a los que iniciaron la búsqueda activa de empleo una vez finalizados sus estudios.
La distribución geográfica de los centros de estudio entre las diferentes comunidades autónomas en nuestro país muestra que una de las que sufre menores tasas de salida hacia el empleo es Andalucía. Cataluña, La Rioja, Navarra, Madrid, Baleares, País Vasco y Aragón exhiben tiempos hasta el primer empleo un 36 %, 32 %, 31 %, 27 %, 25 %, 24 % y 22 % menores respectivamente. Estas diferencias no deben ser explicadas de forma simplista, sino que más bien obedece a multitud de factores. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid, Cataluña y el País Vasco absorben más del 56 % de las ofertas de trabajo en España y estas diferencias se vuelven más acusadas si nos referimos a determinados empleos altamente cualificados.
En definitiva, el mercado de trabajo exige cada vez más que los recién egresados posean habilidades y competencias en las que todavía nuestro sistema de educación superior es deficitario. Hablamos de las estancias de movilidad en el extranjero, del conocimiento más profundo de las tecnologías de la información y del conocimiento temprano de las herramientas de búsqueda de empleo.
Por último, es crucial reducir la brecha de género en la incorporación de la mujer al mercado laboral. La Organización Internacional del Trabajo establece seis retos básicos para conseguirlo: impulsar medidas para conseguir la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres, reducir la presencia de las mujeres en empleos no especializados, frenar la discriminación y el acoso por razón de género, promover medidas de conciliación entre el trabajo y las ocupaciones de la familia, mejorar las condiciones laborales en empleos tradicionalmente mayoritarios entre las mujeres y, por último, adoptar medidas específicas en favor de las mujeres cuando se produzcan contracciones de la actividad económica, ya que éstas sufren en mayor medida sus perniciosos efectos.
Encarnación Cordón Lagares, Profesora Titular de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa, Universidad de Huelva; Félix García Ordaz, Profesor Titular de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa, Universidad de Huelva y Juan José García del Hoyo, Catedrático de Economía, Universidad de Huelva
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.