El Sindicato de Enfermería Satse ha subrayado que el incremento de las agresiones notificadas por los profesionales sanitarios en 2023 vuelve a dar la razón a la organización sindical en su demanda de aprobar una ley estatal que obligue a las administraciones a implementar medidas más contundentes y eficaces.
Satse ha señalado que los datos del nuevo «Informe de Agresiones a Profesionales del Sistema Nacional de Salud 2023» constatan que el problema de la violencia en el ámbito sanitario sigue en aumento en España, teniendo en cuenta, además, que «no es una radiografía real ni exacta, ya que solo se recogen los casos notificados».
Según el informe hecho público por el Ministerio de Sanidad, el 30 por ciento del total de casos han tenido como víctima a una enfermera. La tasa de notificaciones de agresiones por 1.000 profesionales de Enfermería fue en 2023 de 24,19, cinco puntos más que el año anterior.
En términos generales, el incremento de casos de agresiones registrados ha sido de cuatro puntos, siendo las mujeres las más agredidas (76%), y los insultos y amenazas las agresiones más frecuentes. Respecto a las causas, la atención percibida por el paciente o sus demandas son las más habituales.
Ante este panorama, el Sindicato de Enfermería ha reiterado la necesidad de «dar una respuesta conjunta, regularizada y eficaz por parte de las organizaciones sanitarias para acabar con la violencia en este ámbito». En la actualidad, consejerías de sanidad y gerencias «actúan de manera independiente, descoordinada, y, en muchas ocasiones, insuficiente».
La prioridad, en lo que concierne a los profesionales
Para Satse, el objetivo prioritario tiene que ser que cualquier profesional, independientemente del lugar donde ejerza su actividad, tenga a su disposición los mismos recursos, atención y apoyo, «y eso solo es posible si se aprueba una regulación estatal de obligado cumplimiento para todas las administraciones públicas y también para las empresas sanitarias privadas».
Sucesivas encuestas realizadas por Satse en los últimos años han concluido que ocho de cada diez enfermeras han sufrido alguna agresión, ya sea física (empujones, puñetazos, golpes…) o verbal (amenazas, gritos, insultos…) en el desempeño de su trabajo. Un problema que mantiene una tendencia al alza en los últimos años, como constata el nuevo informe del Ministerio de Sanidad.