La ermita de San Marcos está a las afueras de las afueras, en un paraje amable a la salida de una de las localidades de Zamora más próximas a la provincia de León. Se trata de Coomonte, un pueblo con 175 vecinos censados que hace ya algunos años que no pisan ese templo. Uno de los vecinos mayores que pasea por el entorno no acierta a precisarlo, pero la imagen de abandono deja claro que la última misa no fue ayer. La puerta está atascada, no abre, y por algunas rendijas se puede comprobar que el edificio está en el límite.
Tanto es así que, el pasado 9 de julio, la ermita entró en la llamada lista roja de patrimonio del colectivo Hispania Nostra, una relación de elementos «en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores». El objetivo de esa llamada de atención es dar a conocer los monumentos, las iglesias o cualquier otra construcción u obra para «lograr su consolidación o restauración». Ahora bien, para eso, los dueños tienen que tener voluntad y la sensación del alcalde de Coomonte, Maximiliano Velicias, es que este no es el caso.
Según confirman el mandatario local e Hispania Nostra, la ermita pertenece a la Diócesis de Astorga, la demarcación a la que están adscritos muchos pueblos del norte de la provincia, incluido Coomonte, y el regidor tiene bastante claro lo que ocurre: «El Obispado quiere dejarla caer. Llevamos intentando ponernos en contacto con ellos desde el año pasado, hemos mandado correos desde el Ayuntamiento y ni podemos ver cómo está porque la llave no aparece», explica Velicias, consciente de que esa llave se encuentra en una casa del pueblo, pero sin la posibilidad de acceder sin permiso al no ser un bien de propiedad municipal.
Velicias asegura que la gente del pueblo «quiere conservar la ermita», pero insiste en que él, como alcalde, ni siquiera sabe cuál es el estado real del templo. «Si quieren que se caiga es cosa de ellos, porque es de su propiedad. Además, en su momento, el Obispado también registró la finca», asegura el alcalde de Coomonte, que remarca que este era el lugar donde tradicionalmente el pueblo celebraba el día de San Marcos y determinadas tradiciones en Semana Santa.
Ahora, lejos de aquellos tiempos, el aparente estado de la ermita invita a pensar en una reparación costosa, si es que se diera, e incluso en empezar a valorar la posibilidad de que los vecinos dejen de acercarse por el entorno, a la vista del estado de algunos elementos: «Tendrían que vallar su finca y tomar las medidas correspondientes», sostiene Velicias. Este medio ha intentado contactar con el Obispado de Astorga para preguntar por el asunto. Sin éxito.
Los orígenes y las características del templo
En cuanto a los orígenes del templo, Hispania Nostra relató en la justificación de su inclusión en la lista roja que se trata de una ermita probablemente construida en el siglo XVIII o anterior, aunque no hay testimonio escrito acerca de sus orígenes. Una leyenda cuenta que los franceses, en 1809, robaron la imagen de San Marcos de la ermita sita en las Labradas, en Arrabalde y llevándola en carro, la arrojaron al Órbigo, río que por entonces pasaba por el actual arroyo llamado «El Pozo». A orillas de este fue rescatada la estatua por los coomonteses, que erigieron allí mismo una ermita en su honor.
En lo referente a los detalles de la construcción, se trata de una ermita de planta de cruz latina que cuenta con una espadaña con un hueco de campana situada sobre la entrada adintelada. El crucero está cubierto por una cúpula sobre pechinas. En el altar se expone el Bendito Cristo y en el lado este del transepto la estatua de San Marcos, patrón de ese templo y segundo patrón del lugar de Coomonte.