«Si oímos reestructurar, reorganizar o reordenar, nos echamos a temblar. Son palabras malditas para el medio rural». Con ese apunte ha comenzado su alocución José Manuel Soto (COAG), el hombre que se ha encargado de poner voz este sábado en Villardeciervos al clamor de los pueblos en la defensa de los cuarteles de la Guardia Civil. «Esos verbos significan quitar, quitar y quitar, y no nos da la gana», ha advertido el portavoz del colectivo, que ha reunido a unas cien personas, entre ellas varios alcaldes, en una reivindicación que choca con los planes trazados por la propia Comandancia de Zamora, respaldados por la Subdelegación del Gobierno.
Básicamente, el plan consiste en reducir el horario de las oficinas en 20 de los 24 de los cuarteles de la Guardia Civil en Zamora. Los promotores de la idea aluden a una supuesta eficiencia, señalan la escasa actividad diaria en esos puntos y recuerdan la implantación de la oficina móvil que ahora recorre los pueblos, pero la explicación no convence a la gente de la zona. Ni a los alcaldes ni a muchos vecinos. «Lo más elemental tiene que estar», ha defendido Soto, que se ha referido a tres de los servicios cuyas sedes se sitúan en la zona de Villardeciervos donde ha tenido lugar la movilización: el médico, la escuela y el cuartel.
Soto ha reivindicado los derechos de las gentes de los pueblos y ha remarcado que las personas de esta zona son «tan españolas como el primero y tan ciudadanas como el que vive en Valladolid«. «Hay que olvidarse del color político y dar la cara por todo», ha insistido el sindicalista, que ha admitido que «el cuartel no se va a cerrar mañana» después de este movimiento, pero que ha asegurado que este primer paso les hace «temblar».
El responsable de la COAG ha dejado claro que, antes de convocar la movilización, ha habido diálogo y un aviso al subdelegado, que convocó a los alcaldes tras hablar con el propio Soto. Lo que ocurre es que las explicaciones del político no convencieron a los representantes públicos que actúan sobre el terreno. De hecho, por allí estuvieron miembros de las corporaciones de Mahíde, Ferreras de Abajo, Ferreras de Arriba, Manzanal de Arriba, Otero de Bodas o Villardeciervos. También el diputado provincial y alcalde de Asturianos, Ramiro Silva, o el dirigente de Puebla y senador socialista, José Fernández.
«Eso se está acabando»
Con estos dirigentes delante y con los vecinos respaldando la causa, Soto ha vinculado el problema de los cuarteles con el proceso de despoblación de los territorios rurales: «Esto se está acabando y tenemos que luchar por que la muerte sea lo más lenta posible», ha advertido el responsable de la COAG, que ha insistido en que «no se puede perder ni un servicio» y que ha dejado claro que «como no queden indios aquí todo el año, adiós pueblos y adiós casas, y en eso la presencia de la Guardia Civil es primordial».
Desde esa óptica, Soto ha apelado a «mantener la mecha» y a luchar. «Si nos callamos, nos afeitan; esto hay que pelearlo. Queremos a la Guardia Civil en cada pueblo. Yo en su tiempo corrí delante de ellos y ahora me toca apoyarlos», ha recordado el sindicalista, que ha ironizado con que la única oficina móvil que necesitan los pueblos de la zona es una ambulancia y que ha mostrado su disposición a pelear hasta el final: «No sé los días que nos quedan, pero lo vamos a dar todo».