Villaferrueña vive en la quietud durante la mañana del segundo miércoles de julio. Apenas un par de vecinos con traje de faena y algún jubilado paseante rompen el vacío en una mañana de sol sin calor. Entre los que caminan con pausa aparecen dos vecinos de Barcelona instalados durante el verano en esta localidad del norte de la provincia, casi en la frontera con León. Al ser preguntados por la Sanidad, los dos admiten que si hace falta van a Benavente con su tarjeta de desplazados. Al consultorio, poco.
Lo que sí aclara esta pareja es que la atención más cercana está en el edificio municipal. Justo ese miércoles, la enfermera acude a atender a los vecinos, aunque no parece tener demasiada faena. Otra cosa es el médico, que aquí y en Coomonte está por llegar. Tras la aprobación de las últimas comisiones de servicio, esta plaza se quedó sin cubrir y la tarea recae provisionalmente en los facultativos que ejercen en las localidades de alrededor. En principio, será temporal.
En realidad, la cobertura de plazas como tal no inquieta en exceso por aquí. Lo que preocupa más es cómo se ejecutan esos movimientos y con quién. Fuentes sanitarias trasladan que, en la zona básica de Benavente en general, hay trece médicos que ejercen sin el MIR: uno en pediatría, tres de Familia en la parte norte; otros ocho de esa misma especialidad en el sur; y uno extra de La Carballeda que hace las guardias en ese último centro. «Es un problema que arrastramos desde hace más de un año», explican los profesionales consultados.
Ese tipo de contrataciones de médicos sin especialidad son «un problema» por cuestiones como «el nivel formativo» de esos profesionales o «la falta de supervisión» por parte de las autoridades sanitarias. Así lo perciben los médicos más veteranos e incluso los enfermeros: «La administración no pone medidas de control», lamentan, al tiempo que aseguran que el asunto no ha estallado a nivel mediático porque «la población es muy reacia a poner quejas o denuncias por escrito».
Desde el colectivo sanitario consideran, además, que parte del problema se lo ha «autogenerado» directamente la propia Consejería al dar las comisiones de servicio para que varios profesionales se marchen a trabajar a Valladolid, como denunció la semana pasada Comisiones Obreras y admitió la propia delegada territorial de la Junta ya saliente, Leticia García Sánchez, que se reunió con el titular de Sanidad, Alejandro Vázquez, para abordar el asunto.
«La comisión de servicio es uno que la pide y otro que la concede», recuerdan las fuentes consultadas, que estiman que ahora, con los médicos sin MIR, entra gente de todo tipo: «Hay quien se prepara, pero luego también existe un grupo grande con una actitud de desinterés por formarse, lo que ha llevado a quejas internas. Hablamos incluso de errores en recetas o de ofrecimientos de terapias alternativas, algo que está completamente prohibido», remarcan.
En definitiva, a juicio de estos profesionales, la situación está «desbocada» y existe una «sobrecarga» para aquellos facultativos que sí acumulan experiencia. Incluso, para los jubilados que se han reenganchado, que sí dan «un nivel alto», pero que son «pan para hoy y hambre para mañana» por una cuestión evidente: tarde o temprano tendrán que marcharse.
Un ejemplo concreto
«No está pasando nada porque estamos teniendo suerte, pero se dio un caso hace unos días en el que un paciente acudió con dolor abdominal agudo y no se le miró bien en el centro, así que tuvo que ir a urgencias horas después con una peritonitis. Ya estamos percibiendo que los usuarios lo notan y vienen menos a la Primaria», avisan desde la zona básica de Benavente.