Las aguas fecales ya emanan por las aceras de la avenida de La Feria. El mal estado de la atarjea que baja del casco antiguo y sobresale de la muralla en la zona va camino de convertirse en un problema de salud pública, como aseguran vecinos y comerciantes de la zona. En las últimas horas, el Ayuntamiento de Zamora ha instalado varias «tapas» en la zona ajardinada junto a la muralla, en zonas insalubres. Sin embargo, en alguna de ellas, los residuos desbordan y salen al exterior.
Esta es la parte que da a la acera, pero la situación es peor si uno tiene el valor de adentrarse en la zona ajardinada, más cerca de la atarjea. Unas vallas que impiden el paso avisan de lo que hay. La infraestructura, antigua, por la que pasa un tubo de desagüe que aún está en uso y que saca las aguas residuales de buena parte del casco antiguo, está dañada en varios puntos. Las aguas fecales también se desbordan aquí, lo que explica la vegetación que crece en la zona.
El olor es malo durante el invierno, pero se vuelve insoportable durante los meses de verano, cuando además es frecuente la presencia de muchísimos insectos y de roedores que se acercan a la zona. La intervención para arreglar la situación no se ha hecho antes por la misma razón por la que no se tiró la atarjea en el momento en que se despejó la muralla en la zona: porque hay que pedir permiso a Patrimonio.
El concejal Pablo Novo confirma a este periódico que la situación no puede dejarse más y que el Ayuntamiento pedirá a la Junta permiso para arreglar la canalización. Cabe recordar, con todo, que la atarjea es la misma que apareció bajo el suelo del Museo de Semana Santa y que, entonces, sí se autorizó intervenir en ella. De hecho, hay un plan para dejarla próximamente sin uso y que la canalización de las aguas residuales del casco antiguo se realice por otra tubería, moderna. Mientras, los vecinos soportan una situación que ha pasado de desagradable a problemática.