Hizo malo, amenazó tormenta, acabó por llover de noche y la mañana de San Pedro se levantó con exigencias de chaqueta, pero la Feria del Ajo de Zamora se levanta sobre unos cimientos sólidos: los de unos productos que la gente se quiere llevar para su casa sean cuales sean las circunstancias. Con esa premisa, el resultado de las ventas ha sido «muy bueno» para unos ajeros que desconfiaban de la meteorología, pero que casi han terminado agradeciéndola a la hora de hacer el balance de esta edición.
Así lo apuntaba una de las vendedoras de La Bóveda de Toro en el último rato de venta de la mañana de San Pedro: «Trabaja una más cómoda que con tanto calor». Lo cierto es que, sin agua, las temperaturas suaves, de menos de 25 grados, han permitido los paseos sin agobios por las Tres Cruces, el detenimiento ante las ristras sin riesgo de golpe de calor e incluso el aprecio de la música y del ambiente generado en el entorno para vivir la tradición.
Algunos ajeros, de hecho, se han visto en la necesidad de reponer este sábado tras vender todo lo que habían traído el viernes. Tal ha sido el caso de Benita Pérez y su familia de Guarrate, que no solo se han marchado con el premio a la mejor ristra, sino que también han colocado su género a una velocidad que no tenían contemplada: «Tenemos clientes de siempre y ha venido hasta gente de Asturias y del País Vasco», apuntaba Benita tras la clausura.
Los de casa y los de fuera han elogiado el aspecto de los ajos e incluso, ya a última hora, se han visto favorecidos por el buen humor de los vendedores, que añadían cabezas a la bolsa: «Para que pruebes también el morado». Eso que se llevó el agraciado.
De más de 300 a 85
El balance de las ventas es bueno, pero lo cierto es que sobre la Feria del Ajo sigue planeando una sombra: la del descenso de los puestos. En su día fueron más de 300; ahora quedan 85. Los propios productores argumentan que la falta de relevo se hace cada vez más patente, que el trabajo es duro y nadie lo quiere, y que a veces falta respaldo.
Quizá, si lo tercero cambia, lo primero podría solucionarse y lo segundo sería más llevadero, aunque esas cuestiones ya quedan para quien manda. De momento, los ajeros que resisten se han marchado satisfechos y con la intención de regresar. En 2025, volverá a haber Feria del Ajo en San Pedro.