Zamora vive en estos días el amanecer del verano, lejos del frío propio del 5 de febrero, pero las águedas de las asociaciones de la ciudad y de la provincia siempre están listas para vestirse como manda la tradición, echarse a la calle y lucir los trajes que heredaron directa o indirectamente de sus abuelas. También en una calurosa tarde de San Pedro, en el marco de la concentración de indumentaria tradicional organizada por Mujeres en Igualdad y la cofradía de la Virgen de la Concha.
Las águedas, pero también los colectivos etnográficos y sociales, las asociaciones de folklore y los particulares que se animaron a vestirse han dado forma este lunes a un desfile con decenas de participantes desde la plaza del Maestro de la ciudad hasta la misma Catedral. Alguna incluso se ha implicado en la fiesta a pesar de tener que apoyarse en una muleta; otras han encarado el calor con abanicos y todas han caminado al ritmo que marcaban las gaitas, las panderetas, los tamboriles o las dulzainas.
El uso del femenino aquí no es casual. Ellas han sido mayoría en este recorrido que ha echado a las aceras a los amantes del folklore, apostados en los laterales como en Semana Santa, con menos aglomeraciones, pero con un tiempo más sufrido. Para quien gusta de esto, no hay sol disuasorio que valga.
Ni siquiera si hay que hacer unos kilómetros para llegar y en un lunes de diario. Tanto en la fila como en el público, había gente de los pueblos. Mención especial aquí para las águedas de Benegiles, que se pusieron de largo para cumplir con otro de los objetivos de la cita: visibilizar la indumentaria tradicional de las comarcas. Y de esa riqueza, en Zamora, hay para exportar.