1,65 millones de euros más impuestos. Eso es lo que costó a los vecinos de Morales del Vino (y a los de toda la provincia, porque una parte de la obra fue costeada por la Diputación de Zamora) el centro deportivo Morales Sport. Una obra que la oposición tildó entonces y tilda hoy de «faraónica» y «desproporcionada» y que no ha estado exenta de polémicas desde su misma adjudicación.
La obra fue el proyecto de la década en Morales del Vino. 12.000 metros cuadrados con sala de fitness, pistas para varios deportes (tenis, pádel, fútbol sala y baloncesto), dos piscinas cubiertas y una de verano (aunque parte estaba ya construida, en esta operación se entregó la explotación de todo el complejo a Primus Invictus). Hoy, once años después de aquello, lo que queda es un gimnasio con pocos usuarios, una piscina cubierta vacía desde hace años, pistas deportivas abandonadas y, la última, la piscina de verano cerrada durante toda la temporada.
La cuestión arranca en 2013, cuando se adjudica a Arcebansa y a «Empresa de Servicios Cordero Maestre» (en la práctica, también Arcebansa) la construcción y explotación de un centro deportivo en el pueblo. Para tal fin se constituye después la sociedad «Primus Invictus», que es en la práctica la gestora del recinto deportivo y que subcontrata la gestión, de nuevo, a Arcebansa. La obra tenía un presupuesto de 1,65 millones más impuestos y se acaba en el año 2015.
La empresa nunca ha cumplido con el canon que debía de ingresar al Ayuntamiento, apuntan fuentes municipales
El contrato de cesión a Primus Invictus tenía varias cláusulas. Una de ellas, el pago por parte de la empresa de un canon anual de unos 1.200 euros al Ayuntamiento de Morales del Vino, que según fuentes municipales consultadas por este periódico «nunca se ha llegado a pagar». Pero es que Primus Invictus no ha llevado a cabo una correcta utilización de las instalaciones prácticamente desde su inauguración. De hecho, el grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Morales cifraba el año pasado los desperfectos existentes en cerca de 300.000 euros.
Primus Invictus nunca ha atendido los requerimientos procedentes del Ayuntamiento de Morales y fruto de ello pesan sobre la empresa distintas sanciones. Si bien es cierto, aseguran las fuentes consultadas por este periódico, que el equipo de Gobierno que entre 2015 y 2019 lideró Miguel Ángel Piorno (Ciudadanos) nunca requirió las facturas adeudadas a la empresa. Arcebansa, además, cobraba abonos y entradas puntuales a las instalaciones que explotaba.
Pero, volviendo a la concesión, el acuerdo con Arcebansa establecía que era la empresa la encargada de gestionar el complejo deportivo durante veinte años. Teniendo en cuenta que se inauguró en 2015, esto lleva el fin de la concesión al ejercicio 2035. Durante los cinco primeros años el centro deportivo funcionó con relativa normalidad, si bien es cierto que «en el pueblo siempre preocupó que se hiciera cargo de él una empresa privada», apuntan fuentes de la oposición. El alcalde de entonces y concejal actual, José María Barrios, lo vendió entonces como una ventaja que hacía que el Ayuntamiento no tuviera que encargarse del día a día del complejo.
La pandemia fue la puntilla
El complejo deportivo entra en barrena en marzo de 2020. Con la pandemia, el consiguiente cierre y las restricciones posteriores, Arcebansa bajó los brazos con el centro deportivo. Estuvo cerrado meses, incluso mucho más que el resto de instalaciones deportivas de la provincia. En verano de 2020 abrió la piscina, pero no las instalaciones deportivas, cuya puesta en marcha se demoró. Y, cuando al fin abrieron, lo hicieron a medias. Las instalaciones exteriores se han abandonado hasta el extremo (la pista de tenis lleva años con la red rota, las de pádel están llenas de grava y la de baloncesto está plagada de malas hierbas) y las piscinas interiores se vaciaron. No se han vuelto a llenar. Lo único que funciona es el gimnasio, al que no le sobran los usuarios.
La falta de los pagos establecidos por parte de Arcebansa y el visible deterioro de todas las instalaciones han llevado al Ayuntamiento moralino a iniciar un proceso judicial para rescindir la concesión y poder poner en marcha las instalaciones. A día de hoy existe una sentencia que, en teoría, lo posibilita, pero la empresa ha solicitado una aclaración a los juzgados y el asunto está paralizado. El verano, mientras, se ha echado encima, y los tres mil vecinos de Morales del Vino se han quedado sin piscina.
El Ayuntamiento no tiene capacidad para resolver el contrato y asumir la gestión de las instalaciones si no quiere buscarse otro problema legal. Sí la tendrá a partir del año 2025, diez años después de aprobarse la concesión, pero este año se da ya prácticamente por perdido. En el pueblo el enfado es mayúsculo y se ha iniciado una recogida de firmas en los negocios locales. El cuarto municipio de la provincia en número de habitantes no tiene una piscina pública para los vecinos de cara al verano, lo que limita sobremanera las opciones de ocio existentes en el pueblo del alfoz de Zamora y obliga a los moralinos a buscar alternativas en pueblos cercanos para refrescarse. Dos millones de euros que no alcanzan siquiera para darse un chapuzón.