En el año 2019, la gente de Fonfría votó de forma masiva en las Elecciones Europeas. Un 72,7% del censo acudió a las urnas, una tasa claramente por encima de la media. Pero el dato tiene trampa. Aquel día, los vecinos del municipio también estaban citados para elegir a sus representantes para el Ayuntamiento y para las Cortes de Castilla y León. Un lustro antes, en 2014, la implicación de los ciudadanos para escoger a los europarlamentarios había sido de apenas el 31,28%. La diferencia supera los 40 puntos, la mayor brecha de la provincia entre un proceso y otro.
Este 9 de junio, el escenario vuelve a ser el mismo que en 2014, y la respuesta de los vecinos de Fonfría tiene pinta de parecerse bastante más a aquella que a la de 2019, a juzgar por las sensaciones que tenían los tres miembros de la mesa y también por los datos de participación de las dos de la tarde. Esa estadística provisional dice que, por la mañana, solo había votado un 21,08% de los electores del Ayuntamiento, una caída de casi 17 puntos con respecto a 2019 y lejos también de la media de la provincia, ligeramente por debajo del 30%.
La sensación en el pueblo es que la gente tiene un interés mínimo por las Europeas y que la gente de los anejos directamente opta por no ir a Fonfría solo para participar en estos comicios si no hay otros que los acompañen: «Ha venido el autobús de Bermillo de Alba y creo que eran tres», explica desde la mesa Nemesio Mezquita, argentino de acento y de nacimiento, pero con apellido, origen y asiento en esta tierra. De hecho, este hombre es también el alguacil, así que todo el mundo le saluda y resulta evidente que él no tiene muchos problemas para iniciar una charla.
Mezquita tiene un par de cosas en común con su compañero de al lado en la mesa. Primero, que los dos vienen de Castro de Alcañices, uno de los ocho anejos que tiene este Ayuntamiento, que cuenta solo con dos colegios electorales: el de la cabecera y el de Ceadea. El segundo rasgo que comparten es que, como el alguacil, el vocal llamado Santiago Tundidor habla con un acento diferente al resto: «Sí, es el hijo de Santiago ‘el cubano'», apuntan los parroquianos. Pues de ahí viene el asunto.
Poco interés en Bruselas
La procedencia de la isla caribeña no es la única particularidad de Santiago, que antes de recalar en Aliste al abrigo de la tranquilidad tras el estallido de la pandemia, vivía en Bruselas, precisamente el lugar al que irán las 61 personas que elijan los españoles este domingo en las urnas para que sean sus representantes en el Parlamento Europeo. Desde luego, en Fonfría, no parece despertar demasiado interés la cuestión. Es más, quienes se arremolinan cerca del colegio electoral a eso de la una y cuarto de la tarde no lo hacen precisamente por palpar el ambiente de la fiesta de la democracia.

«Estamos aquí esperando a que termine la misa para tomar unas cervezas», explican los miembros de un nutrido grupo de jubilados. Todos ellos están apostados al pie de las letras de forja que forman la palabra Fonfría y de frente a la iglesia, que está precisamente junto al local de votación. Entre ellos se encuentra Jesús Aguado, que sí ha acudido a votar, que aclara que, en la propia cabecera, ya hay gente que «no va a ir» a las urnas y que entiende que, «de los otros pueblos, poco».
La percepción es que, en municipios como este, faltan estímulos y cercanía para ir a las urnas y sobran razones y achaques para justificar la abstención. A falta de los datos definitivos, todo apunta a que los que participen serán bastante menos que los que no lo hagan y a que Bruselas seguirá sonando más al lugar donde vivía Santiago que a un sitio donde se toman decisiones políticas relevantes para esta tierra.