– «Mira, está allí arriba, justo en la antena».
Alfonso está sentado en un banco del parque León Felipe y señala a la parte alta del edificio de los Nuevos Ministerios, en Zamora. «Hay gente que mira y se cree que es una paloma». No es una paloma. Es Brisa, la hembra de halcón peregrino que ha anidado en la caja que se instaló en la azotea del edificio hace algo más de cinco años. El macho es Viento, que ha salido a cazar y que tardará en llegar. Dentro de la caja, imposible de verlos desde la calle, están Urraca y Madrigal, los dos polluelos que han anidado y que nacieron, seguramente, a finales del mes de abril.
Los cuatro halcones son muestra del éxito de la campaña de SEO Salamanca (encargado de la instalación y fabricación de la caja) y del Ayuntamiento de Zamora (que ha pagado dicha caja), que cuenta con la colaboración de la Junta de Castilla y León (que cede el edificio para este fin) y que se inició en Zamora en 2017. Con el objetivo de reducir la sobrepoblación de palomas existente en la ciudad (y también de otras aves, como los estorninos) se instaló una caja que hiciera las funciones de nido para una pareja de halcones. ¿Por qué justo ahí? «Los halcones hacen sus nidos en lugares muy altos, en cornisas o en acantilados», y este es el lugar de Zamora que más se parece a eso, explica Alfonso Rodrigo, principal impulsor de esta iniciativa.
Tras varios años sin éxito, el año pasado Viento se disputó el nido con otro halcón llegado del norte de Europa. Ganó. La que ya estaba por aquí es Brisa, que procede de Ávila pero que se estableció en Malva. Está «fichada» desde 2022, cuando varios observadores se percataron de su presencia durante el día en la torre de la Catedral. Brisa no llegó a aparearse el invierno pasado porque era aún joven. De hecho, aún lo es, pues tiene tres años y lo normal es que los halcones críen con cuatro.
A finales del invierno, algo tarde teniendo en cuenta las costumbres de la especie, comenzó el ritual de apareamiento, con Viento colmando de alimento a Brisa, que pese a todo todavía solía marchar a dormir a Malva. Todos estos datos se conocen porque la hembra de halcón está monitorizadla con un GPS que lleva en la espalda y se carga con energía solar. Poco después, Brisa comenzó a pasar algunas noches en Zamora. Las dos aves hicieron «match» y empolló dos huevos de los que nacieron dos crías, y hasta hoy.
En el periodo incubatorio, Brisa prácticamente no abandonó el nido. Ahora que las crías tienen unas cinco semanas de vida, no sale del barrio. Quien caza es Viento, que es el encargado de traer comida al hogar familiar. Brisa lo guarda de las amenazas. Durante el rato que dura la conversación con Alfonso Rodrigo, Brisa se mueve de la antena una sola vez, ante la presencia de un buitre negro y de varias rapaces en el cielo. «Lo hace para marcar territorio más que por el hecho de que sean amenazas reales, los halcones son muy territoriales», apunta el experto.
Lo que puede esperarse ahora es que Urraca y Madrigal abandonen pronto el nido. Lo previsible es que empiecen a dejarse ver primero por las cornisas de los Nuevos Ministerios, que hagan después un pequeño vuelo entre un par de postes y que, cuando tengan más confianza, se lancen. Un proceso arriesgado, pero natural y en el que no se puede interferir. Durante este tiempo, Alfonso Rodrigo y Carlos Ramírez, que son las dos personas más implicadas, han pedido reducir al máximo las visitas a la azotea. «Es un momento muy complejo, si ven una amenaza pueden tirarse sin estar preparados», apostilla.
Cuando se animen a hacer sus primeros pinitos, sus padres cuidarán a los crías durante unas semanas, seguramente durante todo el verano. Después, se convertirán en una amenaza y vuelve a entrar el juego el carácter territorial de los halcones peregrinos. Brisa y Viento expulsarán a sus crías de Zamora y se convertirán en halcones nómadas durante unos años, hasta que se establezcan. Si todo ha ido bien, la pareja de adultos se quedará en el nido, lo custodiará y volverá a criar el año que viene. «Hay casos de parejas que han mantenido los nidos por veinte años. Y si uno de los dos muere, la experiencia nos dice que el que queda vivo tarda poco en sustituir al que falta y mantiene el nido», añade Alfonso Rodrigo.
Palomas estresadas
La presencia de halcones en la ciudad afecta de forma importante a la población de palomas. «Cuando Brisa frecuentaba la torre de la Catedral, se veía si estaba o no desde antes de llegar solo por el número de palomas que había en el cimborrio». Con su presencia, las palomas se marchaban. Ahora, la pareja de peregrinos ha hecho los deberes en el parque de León Felipe, donde hay menos palomas. «Cazan, pero más que por eso se nota en que someten a las palomas a tal nivel de estrés que hace imposible que críen», apunta el experto.
La presencia de halcones en la provincia no es especialmente numerosa, explican las mismas fuentes, por la presencia creciente de búho real, un depredador del peregrino. «Por las noches, el búho real no tiene competidor. Ataca los nidos de los halcones y se come a las crías, así que las echa del territorio». Los mismos impulsores de la caja nido de Zamora instalaron otra, que de momento no ha tenido éxito, en el depósito del agua de Toro. En Zamora hay proyectos para instalar otra, que podría ponerse en el CIFP Ciudad de Zamora o en el edificio alto de la plaza de Alemania, aunque esta opción es más complicada por tratarse de un inmueble privado. «Zamora puede abastecer hasta a dos parejas de halcones, hay paloma suficiente y no entrarían en disputa al tener cada pareja un nido», añade.
Con todo, paciencia. El proyecto pasa ahora porque Urraca y Madrigal salgan adelante. El año que viene, si Viento y Brisa se quedan y crían, se instalará una cámara en el nido y la familia se convertirá en la primera de España que tiene un nido con grabación de imágenes y uno de los dos progenitores monitorizado, como sucede con la hembra. «Ahora es un momento de incertidumbre, tendremos más certezas cuando veamos a las crías». Si todo va bien, queda poco para eso.