En el hall del Teatro Principal de Zamora, Luis Sorolla, Nacho Sánchez, Irene Serrano y Pablo Gómez Pando posan para la foto mientras observan y comentan la pintura del techo. Parecen relajados y huyen de la tensión, a pesar de que están a apenas 48 horas de un estreno. De su estreno. «No entiendo porque no estoy nervioso», admite Sorolla, el director de este proyecto llamado Huérfanos, que verá la luz en la ciudad tras meses de ensayos con «un calendario muy laxo» y que, sin embargo, ha terminado por dar forma a «un proceso redondo». El sábado (20.30 horas) llegará el momento de presentarlo.
Pero para eso aún queda trabajo por hacer. Los miembros del elenco, tanto los actores y el director como la parte técnica, no están en Zamora para ver pasar el tiempo antes del estreno. Su presencia en la ciudad desde hace ya algunos días responde a la residencia técnica que la compañía está haciendo en el Teatro Principal: «Normalmente, cuando tú tienes un bolo, cuentas con el tiempo de montaje, haces la función y ya, pero con esta opción podemos probar. Venimos con el trabajo muy afinado, pero no cerrado, y así terminamos de explorar», aclara Sorolla.
Esta posibilidad les permite mover los focos, colocar las gradas para la función de otra manera y matizar determinadas posiciones con el fin de llegar al sábado con menos incertidumbre: «Estamos aquí mañana y tarde, el tiempo que se puede», recalca Nacho Sánchez, el intérprete nominado a un Goya que comparte escenario con otros dos compañeros muy consolidados en el negocio: Pablo Gómez Pando e Irene Serrano. Ella reconoce la emoción por el estreno, el gusanillo «del reloj con la cuenta atrás».
«Tenemos ganas de verlo, porque en los ensayos, sin la luz y sin el sonido, no terminas de percibir la realidad», subraya la actriz, mientras Gómez Pando afirma que el deseo de salir a escena puede con el temor: «Hay veces que con otros procesos más convencionales e institucionales siento que hay más nervios», aclara Sánchez, que añade: «Nos conocemos desde hace muchos años, hemos ido ensayando poco a poco y ha sido todo muy tranquilo. No tengo la sensación que existe a veces de tener que gestionar ahora un montón de cosas».
Ensayos tranquilos y público reducido
Lo cierto es que, tanto el proceso como la puesta en escena de la obra tienen sus particularidades. Para empezar, esos ensayos adaptados a los ritmos de trabajo de todos los protagonistas de la función; y, para seguir, la idiosincrasia propia de una representación que, en Zamora, podrá contar solamente con 80 espectadores, habida cuenta de que se han puesto a la venta unas entradas para que los asistentes ocupen las gradas en el propio escenario. Aún hay sitios disponibles.
Con todas estas realidades sobre la mesa, toca hablar de la obra. Huérfanos es un thriller con momentos de comedia oscura y una exploración sobre la violencia en sus diferentes formas. El texto del británico Dennis Kelly cuestiona hasta qué punto la gente está a salvo tanto de sufrirla como de ejercerla. «Plantea situaciones para que entiendas cómo se llega a los límites», remarca Sorolla, el encargado de trasladar ese texto a las tablas.
«Te vas a ver en el lugar de tener que tomar decisiones que nunca pensaste», añade Serrano, mientras Sánchez destaca que parte de esos pasos tienen que ver con «el amor por defender lo tuyo». «Es un engranaje muy interesante. El texto tiene un mecanismo que provoca que esté todo súper atado. Como espectador, viajas y cambias de opinión durante la obra; el autor hace que te cuestiones y que pienses qué información te crees».
Nacho Sánchez insiste en esa «relación directa con el espectador» y en que la obra «apela» a la gente: «El texto no te suelta y sales del teatro con ganas de hablar de lo que has visto. Genera muchísimo debate», abunda el actor, mientras su compañero Gómez Pando defiende el poder de la palabra para activar mecanismos en el cerebro: «El texto es tan radical, tan frontal, que desde la puesta en escena se ve que es una ficción y, aún así, todo sucede. Es un trabajo de imaginación brutal».
Madrid en el horizonte
Los intérpretes y el director hablan con pasión del trabajo, y también con la expectativa de que Zamora sea el primer paso de un camino largo para la obra. «Estamos planteando el proceso. Ahora, hemos recibido un feedback muy positivo y tenemos que ver lo que va sucediendo. Nuestro deseo es hacer temporada en Madrid, y es una posibilidad que está ahí, como también cabe la opción de seguir viajando con la obra», indica Sorolla.
Gómez Pando incide en «la suerte» de poder combinar el proyecto con otros trabajos y reivindica «la fe y el amor» que todos expresan por Huérfanos: «Es una apuesta muy grande. Yo creo firmemente en esto y creo que va a tener recorrido», asevera el actor.
La confianza está intacta, a unas horas del estreno, pero lo cierto es que la incertidumbre nunca abandona a quienes ejercen este oficio: «Te acostumbras», concede Serrano, que deja claro que el modelo «flexible» de ensayos les ha permitido llegar hasta aquí sin contratiempos: «Literalmente, haciendo malabares», apunta el director, que también da clases, actúa y escribe.
Antes de llegar a Zamora, el grupo paró dos semanas «en un momento ideal para descansar». Ahora, se encuentran en el Principal, antes del último paso, con la certeza de que tendrán al público a unos centímetros y con la inquietud del estreno aún latente. Solo el tiempo dirá si esta residencia técnica y este primer pase en la ciudad acaban por narrarse como el kilómetro cero de un gran éxito.