Campo de fútbol de Santa Ana (Madrid), 22 de junio de 1997. En la fotografía aparece David Fernández sentado sobre el larguero de una de las porterías. En una mano, la seña bermeja; en la otra, una bandera rojiblanca. Solo unos minutos antes, el Zamora Club de Fútbol acababa de ascender a Segunda División B por primera vez en once años y tras varios intentos fallidos, algunos de ellos muy traumáticos. De fondo, centenares de aficionados del equipo dan rienda suelta a la euforia. Ese instante es uno de los más recordados de la historia de la entidad. Han pasado 27 años.
Unos minutos antes de aquella celebración, Rafa había driblado a un par de jugadores del Santa Ana y había estirado la pierna para hacerle llegar el balón a Dámaso, que recibió dentro del área, algo escorado, pero con opciones claras de tiro. Su remate, casi al cuerpo del portero, entró por pura potencia y provocó que los aficionados desplazados en autobuses y en coches particulares hasta la capital de España saltaran la valla, cruzaran la pista de atletismo y accedieran al campo. Faltaba partido, pero la gente no podía esperar. Era el retorno más deseado.
El recuerdo de Santa Ana es uno de los que más rápido viene a la mente cuando uno habla de play off, Zamora Club de Fútbol y Madrid. Ahora, los rojiblancos disputarán durante los dos próximos fines de semana la eliminatoria final por el ascenso a Primera Federación contra el San Sebastián de los Reyes, por lo que regresarán, concretamente en el partido de vuelta, al entorno de la capital para jugarse el cambio de categoría. No será un escenario extraño para el club.
Ya antes de Santa Ana, en los play off malditos de los primeros 90, el Zamora había tenido que viajar a la capital en varias ocasiones para jugar partidos de aquellas fases de ascenso en formato de liguilla de cuatro equipos. Por criterios geográficos, a los rojiblancos siempre les correspondía enfrentarse a gallegos, asturianos y madrileños, por lo que aquellas citas estaban a la orden del día para un equipo acostumbrado a colarse entre los cuatro primeros en el grupo VIII de Tercera y, generalmente, a estrellarse en el siguiente paso.
El Santa Ana en alguna otra ocasión, el Real Madrid C en otro par o el Rayo Majadahonda fueron algunos de los rivales a los que se tuvo que enfrentar el Zamora CF, junto a otros asturianos y gallegos recurrentes como el Siero o el Celta Turista. El filial vigués amargó dos ascensos cantados para un equipo rojiblanco que tuvo que irse fuera de La Vaguada para acabar subiendo a domicilio con el ya citado gol de Dámaso en el 97 y con otro triunfo en la Comunidad de Madrid dos años más tarde.
Coslada para 16 años en Segunda B
Y es que, en la 97-98, el Zamora CF perdió la categoría alcanzada un año antes tras caer en un play out ante el Avilés y el Mensajero. De vuelta en Tercera, los rojiblancos retornaron al play off, reaccionaron tras un pésimo partido en Siero y, después de bordear el drama en Viveiro, terminaron por plantarse en Coslada listos para el ascenso. Otra vez Madrid, y de nuevo triunfo por la mínima (2-3). Desde entonces, fueron 16 años en Segunda División B.
En ese tránsito por la categoría de bronce, el Zamora tuvo varias oportunidades de alcanzar la Segunda División A, pero no terminó de rematar. En una de sus ocasiones más pintadas, el dique fue el Rayo Vallecano, también en Madrid. Esta vez salió cruz. Los rojiblancos empataron a uno después de perder 0-1 en la ida. Faltó un golpe de fortuna en el tramo final.
Once años después de aquello, ya en la etapa de Tercera, el Zamora CF volvió a Madrid para un play off, y lo hizo en el campo donde tendrá que jugar nuevamente el primer fin de semana de junio. Aquel choque no fue contra el Sanse, sino ante el Alcobendas, que ejerció como anfitrión en Matapiñonera y que superó con claridad a los rojiblancos (2-0), ya con David Movilla en el banquillo. En la vuelta, los madrileños certificaron el pase.
En medio de todo ese camino, e incluso antes, el Zamora CF jugó decenas de partidos en la capital y su entorno, con recuerdos imborrables como el 0-4 al filial del Real Madrid, y varias visitas a San Sebastián de los Reyes, con triunfos en 2001 o 2004 y derrotas como la del último precedente en la 2021-2022. Pero todo lo ocurrido es historia. Lo que viene hay que escribirlo para que, dentro de un tiempo, vistos de nuevo en estas instancias, los aficionados recuerden aquel día de Matapiñonera como otra de las páginas doradas de la historia del club.