Por sus trajes alistanos los reconocerán. Pueden aparecer en una misa, en una feria de ganado o en las fiestas de un pueblo; también en romerías como la Petisqueira, donde han de tener presencia por raíces y por afinidad. En realidad, ya metidos en el mes de mayo, vienen unos meses en los que los miembros de Manteos y Monteras emergen en cualquier lado. Sus fechas se multiplican y la vida se vuelve exigente, pero ellos se implican con gusto. Estas más de 60 personas forman un grupo heterogéneo, pero con dos premisas básicas: aman el folclore y vienen de Aliste.
Precisamente, en medio de un parón de la fiesta transfronteriza de Villarino de Manzanas, dos de sus componentes explican la realidad y el origen del proyecto. Sus nombres son Luzdivina Domínguez y Cristian Román, miembros del grupo, profesores de la escuela y, en el caso de él, coordinador de un proyecto que surgió en 2011, se formalizó en 2013 y ahora va lanzado: «Hacemos un poquito de todo, y eso nos da un abanico muy amplio», explica.
Su empuje y los distintos registros que permite el folclore tradicional abren las opciones, pero su presencia en «estas zonas despobladas» limita el radio de acción. Manteos y Monteras funciona en Aliste, está formado por gente de la tierra y ensaya en Alcañices, tanto con el grupo, de unas 60 personas, como con la escuela, que ya cuenta con un centenar de alumnos: «Abarcamos muchos pueblos», admite Domínguez, que apunta que la idea inicial no era meterse en tanto jaleo.
«Esto de la Petisqueira es excepcional», matiza la folclorista, que señala que no es común que el grupo actúe «de la mañana a la noche». «Normalmente, hacemos actuaciones puntuales o misas, pero todo se ha ido incrementando. Empezamos con alguna cosa suelta y juntándonos los fines de semana para recordar lo de atrás y que no se nos olvidara», narra Domínguez. De ahí se pasó a la recuperación de canciones en San Mamed y, finalmente, al desembarco en Alcañices.
Cristian Román escucha a su compañera y concede que el grupo exige «mucho trabajo». «Por suerte, hay muchos componentes polifacéticos a los que vamos captando para que canten, toquen y bailen», apunta el coordinador, que subraya que, dentro de Manteos y Monteras, hay gaiteros, dulzaineros, expertos en panderetas o voces ya formadas, muchas de ellas perfiladas en una escuela que aporta «valor añadido». «Nos ha sorprendido que lleguen tantos alumnos», apostilla Luzdivina Domínguez.
Innovación y el factor Rozalén
De hecho, «cada año sigue entrando gente», según destaca Román, que se afana en la innovación con los temas para darle otro aire a las muestras de folclore que Manteos y Monteras realiza por los pueblos: «Ves la motivación de los compañeros cuando se imparten los temas nuevos, que son diferentes», insiste el coordinador, que cita en este punto una de las grandes particularidades del conjunto, un elemento diferencial incorporado en 2023, que se va asentando como parte de la esencia del grupo.
«Empezamos a hacerle un homenaje a la cantante Rozalén. Ella sacó un disco de folclore en el que aparecía una canción de Zamora, ‘Inés, Inés’, y con eso dijimos: vamos a hacer algo», cuenta Cristian Román. Y, efectivamente, Manteos y Monteras incorporó tres temas de la artista albaceteña, pero es que además lo hizo con el añadido de una de las señas de identidad de la mujer a la que pretende reivindicar: la lengua de signos en las actuaciones.
El propio Román, que viaja constantemente de Aliste a Coruña, encontró en la ciudad gallega a una profesora de interpretación que le tradujo las canciones a este lenguaje para poder adaptarlas a los espectáculos folclóricos de Manteos y Monteras: «Yo pensaba que, si queríamos hacerle ese homenaje a Rozalén, teníamos que atrevernos», insiste el coordinador del grupo. En el estreno de dos de los nuevos temas con este idioma de signos, el público se entregó a la causa: «Notamos que gusta».
Ahora, a través de una amiga de la cantante que vio una actuación por casualidad, la iniciativa de Manteos y Monteras ha llegado a la propia Rozalén. Esa circunstancia abre la puerta a algún tipo de colaboración entre la artista y este grupo alistano que, mientras tanto, sigue a lo suyo. Y lo suyo son los pueblos, la comarca, la tierra, las actuaciones pequeñas en sitios lejanos donde el folclore apasiona, enseña y es parte de la memoria.
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