«Cuando lo veo con mi sobrina, y se emociona, me agarra fuerte la mano. Y eso te emociona el doble, porque lo ves a través de sus ojos». Hay que preguntarse hasta qué punto la vida hace perder la capacidad de imaginar. Posiblemente sea algo que en general pasa cuando uno madura. Los años pasan, el colmillo se afila y la mirada se enfría, es ley de vida. Y uno cree que no va a ser capaz de ver un hombre donde hay un muñeco, incapaz de ver un perro donde la física dice que solo hay hilos.
La que al principio hablaba es Ana Ortega, una de esos profesionales que lucha contra esto y que apuesta por devolver al adulto, siquiera levemente, a la niñez. La herramienta usada es el teatro callejero, visual y de objetos, y las representaciones con títeres y marionetas como «Lost Dog» («Perro perdido» en inglés), una función que se desarrolla en el interior de una chabola donde los espectadores ven poco más que los pies de los actores y a un perro abandonado. Una historia contada desde los ojos de un animal que, más que personas, ve pies. Ortega es, junto a Marcos Castro, la impulsora de la compañía Cal y Canto Teatro, participante en el XXXV Festival de Títeres y Marionetas de Zamora.
La obra es un ejemplo de como, también desde la marioneta, se puede apelar a los temas universales. «Nada de eso de que los títeres son para un público eminente infantil», resumen Ana. La frase con la que empieza la obra es elocuente: «¿Quién no se ha sentido abandonado o herido alguna vez?». No hay niño ni adulto que pueda abstraerse.
El público se ha encontrado con un singular espectáculo de títeres en el que los pies y zapatos de los actores son el hilo conductor de la historia. Una propuesta que sorprende en la que el telón solo se levanta lo imprescindible y la acción se desarrolla a caballo entre el teatro, el cine y el cómic. Ejemplo de cómo puede conseguirse mucho con muy poco, «Lost dog» ha recibido el premios de Mejor Espectáculo en la Feria Europea de las Artes Escénicas para Niños (Fetén. Gijón, 2017) y se hizo también con el Premio al Mejor espectáculo en en el Festival de Teatro para niños y niñas de La Rinconada (2018). Además, fue finalista a los Premios Max como mejor espectáculo de calle en la edición 2019.
– «¿Pueden contarse temas serios con títeres?»
– «Claro. Permiten una gran creación de ambientes, de lenguajes. Con las marionetas tienes la capacidad de que el mundo se pare y que de que las cosas pasen muy rápido. Es lo bonito, la diversidad del teatro, y de las artes escénicas, que cuidan a los diferentes públicos que nos encontramos. No hay que asociar el títere a la infancia, hay una mezcla que nos enriquece a todos».
El reto es ahora mirar al escenario con los ojos y con la mente abierta de un niño. Creerse que ahí hay un hombre, que eso que hace como que ladra es un perro. De la capacidad de hacerlo depende la experiencia. «En nuestras obras, apenas se habla, así que dependemos mucho del espectador. Siempre he creído que los niños tienen una mirada más amplia y que acogen en su mente muchos más temas de los que los mayores podemos acoger. Acogen las historias de una forma más natural», más inocente, en suma.
22 años en la escena
Ana Ortega habla desde la experiencia que da estar más de veinte años en el sector. Cal y Canto Teatro es una compañía burgalesa creada en el año 2002 y que ha llegado a Zamora por primera vez en el marco del festival de títeres que se desarrolla hasta el próximo sábado día 11. Durante su trayectoria, ha recorrido más de una veintena de países de varios continentes, con actuaciones destacadas en Asia y, sobre todo, en Europa.
Representantes de un «mundo acogedor», como Ana Ortega define al subgénero del títere, la compañía celebra la «sana competitividad» del gremio. «Nos sabemos minoritarios y somos conscientes de ello. Por eso cuidamos los unos de los otros y tenemos un amor profundo por lo que hacemos. Cuando te gusta tu trabajo, y lo compartes, el público lo percibe», resume.
El fin de fiesta
Desde el pasado martes, el Teatro Principal de Zamora ofrece un total de 28 espectáculos repartidos en varias ubicaciones de la ciudad como parte del XXXV Festival de Títeres y Marionetas. El viernes y el sábado se desarrollan algunas de las funciones principales.
Viernes 10
- 18.00 horas. Parador. Teatro Lejo: «Hands up!». Gratis, para todos los públicos.
- 18.30 horas. Plaza de Viriato. Papelito: «Papel-tijera». Gratis, para todos los públicos.
- 19.00, 19.45, 20.30, 21:15, 22.00 horas. Trupe Fandanga: «Ay de mí, ay de yo». Para mayores de seis años, un euro.
Sábado 11
- 12.00 horas. Teatro Principal. Merlin Puppet: «Noone’s Land». Para mayores de cuatro años, cinco euros.