Vivir solo obliga a los jóvenes zamoranos a destinar al pago de la vivienda una cantidad de dinero superior a la recomendable. Si los estándares indican que una persona debe destinar a la vivienda un máximo del treinta por ciento de los ingresos mensuales, la realidad muestra que una persona que no quiera vivir en pareja o compartir piso con nadie se ve obligada a destinar a la casa un porcentaje superior a este. Ni siquiera en Zamora, una de las ciudades más baratas de España para comprar una vivienda o para alquilar un piso, pueden los jóvenes vivir solos.
Con todo, la economía zamorana es un arma de doble filo. Los pisos son más baratos, cierto, pero también es verdad que los salarios son aquí más escuetos que en otros territorios del país. Situación que hace que el esfuerzo financiero a soportar por los jóvenes sea prácticamente el mismo que en otros territorios donde la vivienda es un bien más valorado. Los últimos datos del Observatorio de la Emancipación indican, así las cosas, que una persona joven asalariada en Zamora debe destinar el 32,9% de sus ingresos a la vivienda si quiere pagar una hipoteca, siempre hablando de datos medios. Un dato que ha subido un cinco por ciento en un año, lo que habla de precios de vivienda más altos y sueldos estancados.
Comprar una vivienda es la opción más inteligente para los jóvenes que se lo puedan permitir, ya que supone un coste dedicado a la vivienda bastante menor que vivir de alquiler. Según el citado informe, una persona joven asalariada destina al pago de la renta el 42,7% de los ingresos disponibles, un porcentaje similar al registrado en el año 2022. Lo peor lo tienen los jóvenes de Salamanca, donde el mercado ligado a la universidad tira para arriba de los precios y obliga a destinar como término medio el setenta por ciento de los ingresos al pago de la renta.
La opción es, para muchos, compartir piso. Dos opciones aquí. Primero, compartir en pareja, lo que reduce el esfuerzo financiero al 17,9% en el caso de una vivienda en propiedad y al 23,2% en el caso de un inmueble de alquiler. La segunda opción, buscar un compañero de piso. Los jóvenes que optan por esta vía dedican el 19% de sus ingresos al pago de la renta.
Emancipación y nivel de estudios
La posibilidad de que una persona joven estuviera emancipada en Castilla y León era mayor entre quienes habían completado estudios superiores que entre quienes tenían otros tipos de estudios. Así, la tasa de emancipación entre las personas jóvenes que habían completado solamente estudios secundarios obligatorios era del 14,0%; la de quienes habían completado estudios secundarios postobligatorios, del 10,4% y la de quienes habían superado estudios superiores, del 18,9%.
Si se atiende solamente a estos datos parece que el tener una carrera universitaria era la mejor opción para emanciparse. “Pero si nos fijamos más en detalle podemos comprobar que estas diferencias no existen entre las personas jóvenes que no siguen estudiando. De hecho, la tasa de emancipación entre quienes han dejado de estudiar es inferior entre las personas jóvenes con estudios superiores que entre quienes han completado solamente estudios secundarios, ya sean obligatorios o postobligatorios”.
Este hecho podría explicarse porque la tasa de paro entre las personas jóvenes castellanoleonesas cuyo máximo nivel de estudios son los estudios secundarios obligatorios, ya sean obligatorios o postobligatorios, es menor que la de quienes tienen estudios superiores. Además, la tasa de paro también es menor entre quienes tienen estudios secundarios en Castilla y León que en el conjunto de España.
El primer semestre de 2023 concluyó en Castilla y León con una tasa de emancipación del 14,7%, 0,15 puntos porcentuales menos que en el mismo periodo de 2022. Esta cifra era, además, menor que la tasa española, que se situó en el 16,3%. Así, Castilla y León era la quinta comunidad con un menor porcentaje de personas jóvenes emancipadas, según los últimos datos disponibles.