Han transcurrido exactamente un año, diez meses y veinte días desde que un rayo iniciara en Ferreras de Arriba el incendio más importante de la historia de Zamora. Etiquete que quedó pronto antigua, pues el fuego que se inició en Losacio un mes después fue aún más destructivo. Ambos incendios arrasaron alrededor de 60.000 hectáreas de terreno y quemaron un millón y medio de metros cúbicos de madera en los montes de la provincia. A día de hoy, 691 días después de la caída de aquel rayo, los camiones siguen sacando manera, habiéndose incumplido todos los plazos dados por la administración para rematar las tareas.
La última orden de la Consejería de Medio Ambiente sobre las sacas de madera quemada publicada en el Bocyl data del 24 de julio del 2023 e indica que, al haber sido imposible cumplir los plazos marcados inicialmente, los trabajos podrían desarrollarse hasta el 31 de diciembre del año pasado. La fecha llegó y en la zona seguía habiendo camiones. Se habló entonces de otro plazo, el 31 de marzo de este año. Llegó, y en la zona sigue habiendo camiones. Aún hoy, casi dos años después de los fuegos, queda madera quemada en La Culebra, hay troncos apilados contra las carreteras y los vehículos circulan cargados de troncos. Del millón y medio de metros cúbicos, se ha sacado ya más del noventa por ciento.
La cuestión a la hora de explicar los retrasos es que buena parte de la madera que queda por extraer tiene un peor aprovechamiento, su venta es más dificultosa y los viajes para sacarla son más lentos. A día de hoy ya nadie se atreve a dar plazos, aunque «queda poco» para que acabe la saca de madera quemada.
Casi todo se ha vendido
Los árboles quemados han sido vendidos prácticamente en su totalidad, dejando a los pueblos afectados la cantidad de 15 millones de euros, un dinero que revierte en los ayuntamientos y en un plan de mejoras para el monte. La Junta insiste en que la gravedad de los incendios ha obligado a una logística «sin precedentes», un «esfuerzo» muy importante por parte de trabajadores y empresas que empieza a concluir casi dos años después del inicio de los fuegos. Una parte de la madera que queda por sacar pertenece a montes de titularidad privada, y en el caso de Zamora hay algunos lotes que han quedado desiertos y que se volvieron a sacar, lo que ha retrasado los plazos.
Con la llegada de la primavera se intensifican también los trabajos de repoblación del monte quemado, que ya están iniciados. Los castaños, fresnos, rebollos e incluso algún nogal cubrirán parte de la extensísima zona quemada. Son especies con la que la Junta de Castilla y León pretende hacer el bosque más resistente ante posibles futuros incendios. Se tratará de que la sierra no sea una masa arbolada tan homogénea como lo era hasta hace unos meses, cubierta principalmente por pino piñonero, lo que favoreció la extensión y la rapidez con la que se propagaron las llamas.
Estos arboles se intercalarán con los pinos y se plantarán en zonas de menor densidad de masa arbolada, atendiendo también a la necesaria prevención del monte. El plan tratará de aprovechar vaguadas y zonas más húmedas para reducir de forma más decidida la masa arbolada y ayudar a sofocar las llamas en caso de que vuelvan a producirse.