En una esquina de la Feria de San Miguel, en Carbajales de Alba, un letrero llama la atención de los curiosos. El cartel reza «Tallas de madera a motosierra Lorenzo» y, tras él, en el stand, aparece un risueño artesano dispuesto a contar sus batallas. Procedente de Sanzoles, este hombre empezó «jugando con unas ramas secas de cerezo» para ver si era capaz de hacer la cabeza de un pájaro, y terminó por hacer exhibiciones pagadas con las máquinas de cortar madera. Nadie le enseñó; todo partió de su mente.
Sí, Lorenzo Garrido tiene la particular habilidad de crear piezas de madera talladas con una motosierra: «Me piqué y ahora me llaman de las ferias», resume el artesano, que explica que «lo primero es buscar la madera buena», luego «dibujarlo muy bien» y después arrancar la máquina: «En casi veinte años que llevo con esto, he quemado mucha gasolina», ríe el zamorano.
Garrido se gira entonces hacia su puesto, con una mesa bien aprovechada llena de figuras de madera, y apunta que las más pequeñas son hechas a mano. Para las que realiza con motosierra necesita que el tamaño sea superior, habida cuenta de la finura que requiere el trabajo: «Tengo toros, perros, cabezas de águila… Pongo ojos de cristal y parece que quedan vivos», asegura el artesano.
En las exhibiciones, Lorenzo Garrido puede tener lista una pieza de estas características en apenas 50 minutos, merced a la práctica adquirida en su taller de Sanzoles. Su capacidad le permite atender pedidos de particulares y de ayuntamientos a través de su página de Facebook, desde la que admite encargos tanto de creaciones con motosierra como de las que realiza a mano.
Encargos de pueblos
En algunos pueblos, como por ejemplo en Moraleja del Vino, ya ha tallado un árbol con motosierra rematado con un águila que ahora luce en un espacio público: «Acabo baldado», admite Garrido al hablar de este tipo de trabajos, que se entienden desde el talento para utilizar la motosierra y también desde la sensibilidad para observar el entorno y captar su esencia.
«Tienes que vivir la naturaleza también», recalca el artesano de Sanzoles, que subraya que hay que ser capaz de «hacer las cosas reales». «Un mazacote de madera no gusta», insiste Garrido, que utiliza distintos árboles para su trabajo en el taller: «Nogal, cerezo, encina, álamo… Hay de todo», enumera.
Entre las piezas más pequeñas que ha fabricado con este sistema el artista de la motosierra se encuentran algunos jilgueros más o menos a tamaño real, todo un ejemplo de paciencia por parte de un hombre que considera que la gente sí valora su trabajo, más allá de que determinadas cadenas actuales hayan rebajado los precios de las piezas de decoración hasta ponerlos casi en el suelo: «Hay que pagarlas, claro, pero no son caras. Solo la mano de obra que tienen…», zanja Lorenzo Garrido, antes de seguir atento a los clientes en la feria.