La del sábado al domingo ha sido una noche de trabajar mucho y dormir poco. Los pedidos se contaban por decenas, casi alcanzando en centenar en más de una floristería de la capital. Cortar, unir, decorar… Un ramo, otro ramo. Una planta, otra. Un rosa, un par… «Es el día de más trabajo del año sin duda», aseguran las floristas. Y es que el Día de la Madre, regalar flores sigue siendo una apuesta segura. Y bien lo saben estos negocios, que cada año dan el do de pecho durante el fin de semana.
En Flores Marta, Marta Alonso y Miguel Cantuche se entienden bien. Son muchos años codo con codo y no hace falta hablar mucho para entenderse en días de tanto trajín. La tienda está cerrada, para poder sacar la tarea y «poder dormir un rato». Hoy, a las diez de la mañana, otra vez al pie del cañón. «No es solo preparar todos los encargos, es preparar la tienda para mañana, que hay que abrir y tenerlo listo», apunta Marta mientras prepara los ramos con una facilidad pasmosa.
Un día, coincide Montse Martín, de Floristería Castilla, de «muchísimo trabajo pero muy bonito», porque «lo mismo viene un hombre mayor que un niño que quiere regalar una flor a su madre». Igual que en el negocio vecino, aquí tampoco paran, y confirman que el gusto no es unánime. «Los ramos variados son los que más se venden. También hay gente que viene a por rosas, alguna planta de interior, de jardín… Durante estos días se vende de todo», celebran en el negocio. Ellas no han cerrado la tienda y aprovechan las visitas de los más rezagados durante la tarde del sábado.
Algo que no pasa de moda
Las flores son un regalo «que no pasa de moda», que «gusta a todo el mundo» y, añade Miguel Cantuche, «que no sube el colesterol, así que son mejores que una caja de bombones». Se trata de un presente bastante socorrido, apto para todos los bolsillos y que «dice mucho, porque a todo el mundo le gusta que le regalen flores».
La jera continúa en la mañana de hoy, con el siempre solicitado reparto a domicilio que realizan prácticamente todas las floristerías de la ciudad. Y con la apertura al público para los «despistados» de última hora. Al mediodía, cuando bajen la persiana, las floristas tendrán más que merecida la tarde de descanso. «En el Día de Todos Los Santos también mucho trabajo, pero es más escalonado porque hay gente que se está llevando flores desde algunos días antes. Hoy no, hoy todo el mundo las quiere el domingo por la mañana, y como recién cortadas», apunta Monste Martín, que tampoco se permite parar un minuto para respirar.
«Es muy bonito, vale la pena. Pero podía celebrarse el Fin de Semana de la Madre, que iríamos más desahogadas», aseguran las floristas con humor mientras preparan ramos.