El Valle del Tera no quiere convertirse “en el estercolero de Zamora”. Y, para muestra, unos doscientos vecinos han salido hoy a la calle, en un pueblo con menos de cuatrocientos habitantes empadronados, para exigir al equipo de Gobierno que paralice el proyecto de planta de biogás cuya construcción se plantea en Junquera de Tera, anejo de Vega. Un proyecto que, argumentan, nace “del empecinamiento” de la alcaldesa Tamara Fuentes, y que tiene en contra “a toda la comarca”. “No estamos en venta, no somos el estercolero de Zamora ni de España. Ni somos imbéciles ni estamos indefensos”, argumentan los manifestantes.
Más que por lo que es, los vecinos temen los efectos asociados de la planta de producción de biogás. Una planta que funcionará con purines de las granjas de cerdos en una zona, apostillan, donde no hay granjas para hacerla rentable. Así lo que lo que se teme es que haya macrogranjas que se instalen en la zona. Las cuentas que hacen los vecinos indican que la planta, para ser rentable, necesita de un millón de litros diarios. Es decir, “350.000 cerdos en un radio de 30 minutos, 40 kilómetros. Aquí no se va a poder respirar”, añaden.
“Si se lleva a cabo va a haber un efecto llamada brutal, van a convertirnos en la macrogranja de Zamora, van a pasar 50 camiones cargados con veinte toneladas de purines todos los días, por el centro de nuestros pueblos. Aquí no va a querer vivir nadie”, asegura una de las vecinas implicadas en la constitución de una plataforma ciudadana, cuya puesta en marcha se está perfilando durante estos días.
”Quieren inundar de orines nuestros pueblos, tierras y campos y no lo vamos a permitir, dicen que van a invertir y es mentira, buscan lugares donde hay poca gente y nos dan una limosna envenenada”, dicen los manifestantes en el comunicado leído frente al Ayuntamiento de Vega de Tera. Ayuntamiento en el que se leen pintadas contra la alcaldesa. Al “NO, NO, NO” de hace unos días se ha unido una nueva: “Alcaldesa ya basta. Lo que quieres es la pasta”.
Sin capital social
En el pueblo no se fían de Capwatt, la empresa portuguesa que ha proyectado la planta de biogás. No se creen la inversión anunciada, de 25 millones de euros “y que se limita a la construcción de la planta, que dura dos años”. Y denuncian que el capital social de la compañía es de tres mil euros, una cifra con la que respondería de una inversión de 25 millones. “Cantos de sirena”, argumentan, “que ni siquiera vienen acompañados de empleos para la zona”.
Porque la promesa de puestos de trabajo es escasa. Asciende, según los últimos datos proporcionados por la empresa, que son cambiantes, a 16 personas. De ellas, diez son camioneros y hay “un ingeniero y un químico que pondría la propia empresa”. Así que “no puede decirse que esto cree empleo ni que fije población. Es más bien al contrario”. Los manifestantes aseguran que la planta sería la peor desgracia para la zona, “por encima de los incendios de la Culebra, porque mientras aquello se regenerará, esto será permanente”.
El pueblo reivindica “proyectos para un crecimiento sostenible, servicios públicos de calidad y que el equipo de Gobierno no se deje llevar por las promesas de dinero fácil. Abandonad la idea”, concluyen, “no lo vamos a permitir. Ni aunque tengamos que ir nosotros mismos a impedir el inicio de los trabajos”.