Discusiones productivas, debates áridos, posturas alejadas y hasta algún consenso. El Pleno de mayo en la Diputación de Zamora se ha saldado con más de dos horas de sesión que han concluido con un repaso, por parte del presidente, del uso que pueden tener en la cocina algunos alimentos como la leche, ciertos tipos de carne o el vino. Javier Faúndez ha resuelto así, con cierta ironía, la última respuesta al PSOE sobre los suministros para la residencia Virgen del Canto de Toro, después de una convocatoria ordinaria por momentos enfangada, pero que ha terminado en son de paz en La Encarnación.
En realidad, la sesión también comenzó con todos bien avenidos durante la lectura de un manifiesto sobre el Día Internacional de la Discapacidad o el acuerdo para la retirada de una moción de apoyo a los regantes de la Tierra del Vino. Ese texto se quedó fuera del orden, y no porque el respaldo decayera, sino porque la solución parece haber quedado encarrilada. Todo bien hasta ahí. Luego llegó la aprobación del acuerdo marco con la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta y, con ella, la disputa.
40 millones para cuatro años
En resumen, lo que se llevaba al Pleno era la aprobación de la cofinanciación en la prestación de la atención social por parte de la Junta y la Diputación de cara al periodo 2024-2027. Durante las cuatro anualidades, la institución autonómica aportará 40 millones para este fin, unos 10 por año, una cantidad que la institución provincial deberá complementar para llegar a todos los colectivos que precisan de esas ayudas. Y no todos los grupos están de acuerdo con el reparto.
En realidad, ni con el reparto ni con ciertas incompatibilidades en las ayudas infantiles, como denunció el portavoz de Vox, David García Montes, afectado directamente como alcalde de Roales por la imposibilidad de solicitar dos ayudas distintas que hasta ahora sí recibía para los niños del pueblo: «Voy a votar en contra porque no voy a ser cómplice de un asesinato en el medio rural», advirtió.
Más allá de eso, Laura Rivera, de Izquierda Unida, insistió en la «financiación insuficiente» que recibe la Diputación para prestar estos servicios, mientras que Sandra Veleda, del PSOE, profundizó en el hecho de que «el convenio se queda corto». Por su parte, el portavoz de Zamora Sí, Eloy Tomé, anunció una abstención «por responsabilidad».
Con mejores ojos lo ve Ramiro Silva, el diputado responsable de Política Social, que recordó que la alternativa al acuerdo marco es «no poner nada y que la gente se quede sin ese servicio». «Si no pusiéramos esa cantidad, muchas ayudas no llegarían», advirtió el político sanabrés, que le reveló al representante de Vox la existencia de conversaciones para que las ayudas que demanda vuelvan a ser compatibles. Al final, la mayoría absoluta del PP permitió la aprobación del punto.
El «faundismo»
Tras esta contraposición de ideas de casi una hora, el diputado de Vox, que había sido el más duro en el punto anterior, cambió el tono para elogiar el trabajo del presidente provincial en la gestión del servicio de bomberos. García Montes aprovechó la aprobación de un asunto vinculado al consorcio para felicitar al presidente y para mandar un llamativo mensaje, habida cuenta de que se refería a un político ajeno a su partido: «Hay alcaldes que ya empiezan a hablar de ‘faundismo'», aseguró, esta vez sin sacar ningún objeto a la palestra.
Precisamente en este punto, Faúndez también uso su posibilidad de intervenir para explicar las compras ejecutadas en base a los resultados de la comisión creada para que los profesionales identificaran las necesidades y confirmó que el lunes visitará los terrenos del antiguo matadero de Toro, donde parece que finalmente se ejecutarán las obras del nuevo parque de bomberos para la localidad y su alfoz.
Ya en el turno de mociones, Faúndez respondió en el mismo sentido que en intervenciones anteriores a las reclamaciones de Izquierda Unida sobre la recuperación del bibliobús y subrayó la necesidad de que el servicio «se adapte a los tiempos», y dio paso a su vicepresidente primero, Víctor López de la Parte, para que leyera una moción conjunta de apoyo a la reapertura del ferrocarril Ruta de la Plata.
En base a ese texto, la corporación se comprometió a apoyar la concentración convocada por la Asociación Ferroviaria Zamorana (AFZ) para reivindicar la recuperación de la línea de ferrocarril en el trazado Plasencia-Astorga, convocada para el próximo sábado 25 de mayo, a las 12:00 horas, en la Plaza de La Constitución de la capital zamorana.
La moción también insta al Gobierno de España a que haga un plan para recuperar a la mayor brevedad posible el ferrocarril Ruta de la Plata y exija al Parlamento Europeo la inclusión de este eje ferroviario dentro del Corredor Atlántico y en la Red Básica Ampliada de la Red Transeuropea de Transportes, con el objetivo de convertir esta vía de transportes, en un corredor ferroviario de velocidad alta para tráfico de viajeros y mercancías.
Los ruegos
Resuelta esta cuestión, Faúndez recuperó la palabra para responder a varios ruegos: uno, sobre el cierre o traslado, según los ojos que lo miren, de la residencia de Los Tres Árboles, cuyo servicio pasará a prestarse en el nuevo centro que se está construyendo al pie del Virgen de la Concha. Eloy Tomé insistió en pedir apoyo para que las dependencias actuales mantengan el mismo uso a pesar de que se ponga en funcionamiento otra instalación y el presidente provincial le dejó clara su opinión en la primera frase: «Ustedes han cogido un hueso y no lo quieren soltar».
De mejor humor respondió el mandatario alistano a la socialista Nieves García al admitir la necesidad de actualizar el reglamento orgánico de la casa, que aún cuenta con cifras en pesetas, y en el momento de dar explicaciones sobre la pertinencia de renovar el contrato caducado que afecta a la prestación de los servicios en la residencia Virgen del Canto de Toro.
Fue en este punto cuando Faúndez tiró de conocimientos culinarios para contestar de nuevo a la socialista en relación a las cantidades de comida adquiridas de forma cotidiana para los menús de la residencia, un cierre con ironía para desengrasar un poco a la espera de la siguiente batalla política.
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